Un apostolado social contra el abuso de poder

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El miércoles 28 y el jueves 29 las organizaciones sociales que conforman el Apostolado Social de la Compañía de Jesús en Venezuela lograron vencer las dificultades eléctricas y de conectividad para encontrarse en la segunda asamblea de 2020.

El encuentro virtual tuvo como objeto compartir un análisis de la realidad actual desde la visión sociopolítica, económica, humanitaria y espiritual. Además de revisar el camino de las organizaciones en relación a las Preferencias Apostólicas Universales de la Orden y los desafíos que ellas nos dejan frente a la realidad del país. También se pudieron preservar reflexiones sobre el autocuidado personal y espiritual.

Al respecto, el jesuita Manuel Zapata, coordinador de este apostolado y director del Centro Gumilla, detallaba a través de Radio Fe y Alegría Noticias que este tipo de encuentros ayudan «a discernir lo que nos toca hacer como Iglesia, como organizaciones y como personas que trabajamos en esta misión».

Inicia enfatizando que los jesuitas en Venezuela, desde este frente misionero, se han propuesto dos desafíos primordiales: «luchar contra el abuso de poder y promover la reconciliación con la naturaleza».

Cuatro preferencias para todo el mundo

En medio de estas realidades mundiales «duras y dolorosas», la Compañía ha fijado en su horizonte de servicio pastoral para 10 años cuatro prioridades que en lenguaje jesuítico son las preferencias apostólicas universales.

En el caso específico del apostolado social de las obras y organizaciones de los jesuitas en Venezuela estas prioridades se traducen en mostrar el camino hacia Dios a través de los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola y el discernimiento.

«Eso implica estar atento a lo que Dios nos va diciendo…eso es lo fundamental», apunta el sacerdote venezolano.

Esta dimensión se refleja en la «relación personal con Dios…y en un constante diálogo íntimo para decidir qué es lo mejor para cada momento».

Caminar con los descartados del mundo

Como segunda prioridad aparece el caminar con los excluidos, con los pobres, los descartados del mundo, los vulnerados en su dignidad en una misión de reconciliación y justicia.

Esta apuesta significa, dice Zapata, «caminar al estilo de Jesús desde la cercanía a los pobres». Dicho de otro modo, es proponerse caminar con las personas y comunidades vulnerables, excluidas, marginadas, humanamente empobrecidas, las víctimas de los abusos de poder, conciencia o sexual; con los descartados de este mundo.

Jóvenes creadores de futuro color esperanza

La tercera preferencia apostólica es la de asumir que los jóvenes son creadores de futuro de esperanza. «Y nos hemos comprometido en acompañarlos y animarlos porque los jóvenes nos traen novedad, alegría, fuerza y creatividad».

Por eso invita a estar atentos de ellos «desde la música, la cultura, su modo de entender la vida…nos ayudan a no engancharnos en los problemas, a propiciar situaciones de perdón, de reconciliación y a crear un mundo diferente».

A cuidar la casa de todos

Y la última prioridad, y no menos importante, es el cuidado de la casa común. Esta opción contempla que «todos estamos invitados a convertirnos a este llamado universal de cuidar nuestra casa común, nuestro planeta».

El también sociólogo advierte que si esa «cura» no la practicamos urgentemente estamos corriendo el riesgo de matar la propia vida y la existencia toda.

Para el caso venezolano estas preferencias ya vienen encontrando algunas concreciones desde el apostolado social de jesuitas y laicos vinculados a sus obras y acciones.

Zapata reseña todo el trabajo que las organizaciones integrantes vienen haciendo para atender la emergencia educativa, la migración forzada de millones de venezolanos, el acompañamiento para forjar emprendimientos de economía solidaria, apuesta a la recuperación de la institucionalidad y el estado de Derecho.

Igualmente menciona el trabajo por la reasunción de la democracia en el país, por los procesos de convivencia, la reconstrucción del tejido social.

Y este apostolado social también se inserta en atender el drama que supone la emergencia humanitaria compleja en Venezuela. Señala el director del Centro Gumilla que «no podemos atender a las personas solamente desde su carestía dándole el pan y ayudándole a conseguir algo qué comer sino nuestra acción no va acompañada en la provisión de herramientas para que puedan valerse por sí mismos y para que puedan ser sujetos de su propio desarrollo».

¿Quiénes se montan en este autobús del apostolado social?

Misioneros de Fe y Alegría, Universidad Católica Andrés Bello, Fundación Centro Gumilla, Movimiento Juvenil Huellas, Colegio San Ignacio de Loyola, parroquias de la Compañía de Jesús en Venezuela, Universidad Católica del Táchira, Servicio Jesuita para Refugiados.