Actitudes. Lunes 21 de junio de 2021.
Por Antonio Pérez Esclarín.
Cultivar la generosidad
Si queremos cosechar felicidad sembremos generosidad, pues donde hay generosidad hay felicidad. El egoísmo divide y separa, la generosidad y el servicio unen.
La persona generosa es capaz de desprenderse y convertirse en semilla de alegría y vida. Tiene el corazón vuelto a las necesidades de los otros. Y no sólo es capaz de regalar cosas si no de regalarse a sí mismo. Regala su tiempo, su escucha, su atención, su cariño.
La generosidad da paz de conciencia, permite vivir en un estado habitual de optimismo a pesar de los problemas, dibuja una sonrisa en nuestros labios e ilumina la mirada con un brillo nuevo. A todos nos embarga una gran alegría cuando ayudamos a otros, cuando hacemos el bien, cuando somos generosos.
Un adagio hindú reza: todo lo que no se da se pierde. Triunfa en la vida quien derrota su egoísmo y se ofrece como un regalo generoso los demás.
No olvidemos nunca que cada persona camina hacia su muerte llevando en sus manos solo lo que ha sido capaz de dar.
Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.