Actitudes. Viernes 27 de mayo de 2022.
Por Antonio Pérez Esclarín.
Pedagogía del amor y la ternura
Si la educación es un acto de amor, no puede producir temor. Con relaciones autoritarias, amenazas y castigos que causan miedo no va a ser posible educar. La función del maestro, profesor es ponerse al servicio del alumno, que siempre debe ser el centro. Por ello, en estos tiempos tan inciertos, turbulentos y violentos, debemos insistir en la pedagogía del amor y la ternura. El amor genera confianza y seguridad.
Es muy importante que el niño y la niña se sientan en la escuela, desde el primer día, aceptados, valorados y seguros. Sólo en una atmósfera de seguridad, alegría y confianza, podrá florecer la sensibilidad, el respeto mutuo y la motivación, tan esenciales para un verdadero aprendizaje. Si logramos que niños y niñas vivan felices, estaremos poniendo bases sólidas para que después sean hombres y mujeres buenos.
El amor es paciente y sabe esperar, por eso respeta los ritmos y modos de aprender de cada alumno. Se alegra de sus éxitos aunque sean parciales y siempre está dispuesto a brindar una nueva oportunidad. La paciencia se alimenta de esperanza, de una fe imperecedera en las posibilidades de superación de cada persona y su dignidad como hijo o hija de Dios.
Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.