Oración de la mañana. Miércoles 31 de agosto de 2022.
Por Mireya Escalante.
¿Dónde cargamos pilas? (Lucas 4, 38-44)
Vamos a introducirnos en la Palabra, como si “presente me hallase” a decir de Ignacio, con el fin de sacar provecho para nosotros.
Imaginemos a Jesús, llegando con toda la confianza a la casa, le indican que la abuela está enferma y llega a sus habitaciones, sentimos el olor del ambiente cargado de esencias medicinales, la doñita recostada en la cama afiebrada y adolorida, Jesús tomándola de la mano y ayudándole a recuperarse.
¿Cómo entra Jesús a nuestra casa? ¿Con la misma confianza? ¿O no dejamos que nos tome de las manos?
Si nos abandonáramos a su cercanía, esos males que hoy tenemos desaparecerían y saldríamos de ellos sirviendo, como lo hizo la suegra de Pedro.
El texto refiere que no sólo curó a la abuela, sino a muchos más. Debió haber sido agotador. Pero ¿de dónde saca fuerzas, para entender su misión? Cuando se retira a ese lugar solitario y se comunica en oración con su Padre.
También para nosotros ese debe ser el lugar para tomar fuerzas, para recibir el Espíritu que nos impulsará a vivir nuestra vida, según sus mandatos, llenos de amor y misericordia.
Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.