Oración de la noche. Sábado 9 de mayo de 2020.
Por Javier Fuenmayor SJ.
Momento de culminar este día de una forma humana y filial desde la luz de la fe. Respiro profundamente. Calmo mis emociones. Renuevo la presencia del Dios de la Vida: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Gratitud. Cómo no agradecerte el regalo de todo lo vivido. Gracias.
Me pregunto: ¿A qué me llamas Señor desde lo que he vivido hoy? Lo sintetizo en una palabra. Renuevo mi deseo de decir sí al susurro del Espíritu.
Quiero ser mejor cada día. Quiero seguir creciendo en gracia. Perdón Señor si hoy no he sido consecuente contigo del todo.
Me abandono en la mirada amorosa del Padre de los cielos para el descanso nocturno. Él me cuida y resguarda en su amor: “Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel”.
Amén.
Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.