Oración de la mañana. Domingo 23 de octubre de 2022.
Por Herlinda Gamboa. Narra Julitze Mayurel.
Cafecito de la esperanza en oración por Venezuela
Señor Jesús, enséñanos a orar con espíritu humilde y sencillo. Esta mañana de domingo, me acerco, necesito rezar. Llevo en mi interior un fariseo y un publicano. Tú conoces mi debilidad, muchas veces, caigo y te ofendo; otras, me esfuerzo por hacer tu Voluntad. Aquí estoy, así como soy, te entrego las riendas de mi vida. Toma lo bueno que me has dado, hazte cargo de mi debilidad y utilízala también, «porque cuando soy débil…me haces fuerte».
Solo quiero ser tu instrumento, te entrego mi vida, guíala por el camino que nos lleva a Ti; que mi actuar vaya dirigido a cumplir tu plan con alegría y sencillez. Es fácil decir que eres el Señor, difícil reconocerme pecador. Es la diferencia entre la humildad del publicano y la soberbia del fariseo. «Me veía distinto, y te agradecía ser mejor que ellos. Hasta que un buen día tropecé en el barro, caí de mi altura, me sentí pequeño… Me supe encerrado en el laberinto de la altanería… tan frágil…y al mirar adentro tú estabas conmigo…y al mirar afuera, comprendí a mi hermano, Supe que sus lágrimas, sus luchas, y errores, sus caídas, y anhelos, eran también míos».
Esta capacidad de decir que somos pecadores nos abre al asombro de encontrarte. Durante la vida, muchas veces, nos comportamos como el publicano o como el fariseo. Necesitamos mirarte de nuevo y reconocer lo que somos; sabes de qué barro estamos hechos. Con un corazón humilde acudimos y renovamos nuestro amor, pedimos perdón. Suplicamos la humildad, sencillez, docilidad al Espíritu Santo para abrir el corazón y servir. Te suplicamos: quédate con nosotros, acompaña nuestro día, queremos amarte en los hermanos.
Con el publicano, te pedimos: ¡Ten compasión de nosotros! Y escucha nuestra oración.
Danos tu amor y gracia que eso nos basta. Amén. PAZ Y BIEN.
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