Interioridad. Viernes 22 de mayo de 2020.
Por Antonio Pérez Esclarín.
Mirada contemplativa
En estos tiempos de obligado confinamiento, necesitamos recuperar una mirada contemplativa, para ver el misterio que se oculta en todo. Somos un misterio entre misterios en un mundo inexplicable de prodigios.
Aprendamos a mirar y mirarnos, para asomarnos al misterio que somos, para ser capaces de contemplar la absoluta dignidad de cada persona, el milagro que se oculta en una flor, una gota de agua, un pájaro, una piedra, la sonrisa de un niño, un rostro arrugado por el peso de los años o el sufrimiento.
La mirada contemplativa debe llevarnos a descubrir en todo la presencia de Dios y a sentir que en todo nos ofrece su amor.
Aprende a sentir su presencia en la caricia de una sonrisa o de una palabra amable, en la queja del hambriento, en el árbol que nos regala su sombra, sus flores y sus frutos.
En la brisa que nos acaricia el rostro, en el sol que nos brinda su luz y su calor y hace posible la vida.
En el agua que se nos ofrece humilde para calmar la sed y renovar la vida, y respondamos con amor agradecido en su presencia amorosa, en todo.
Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.