Un espacio para caminar con Jesús
Oración de la mañana
Miércoles 13 de septiembre de 2023
Por: Herlinda Gamboa
Narra: Julitze Maryurel
CAFECITO DE LA ESPERANZA EN ORACIÓN POR NUESTROS HERMANOS QUE SUFREN
Necesito un corazón compasivo
Señor Jesús, tu palabra nos señala dónde está la verdadera felicidad. Sentado junto a ti, compartiendo nuestro café, quiero confesarte que “estas palabras han cambiado mi vida.
Tus bienaventuranzas despiertan el deseo de recibir el don del Reino y participar activamente en él. Por eso necesito que cambies muchas cosas en mi vida: mi corazón no es el de un pobre, y tendría que serlo; sabes que muchas veces paso de largo ante el dolor y el llanto, incluso, de muchas personas que están cerca de mí.
Necesito un corazón compasivo; sabes que me desentiendo de muchas situaciones conflictivas, porque tengo miedo de luchar por la verdad y la justicia, necesito ese coraje profético que tú tienes; sabes que mi mirada no es limpia ni transparente, por eso necesito la claridad de tu mirada.
Como quisiera tener tu mirada, tus sentimientos, tu lucidez, tu talante firme y pacífico… Toma nuestro barro, y moldéalo otra vez para que se llene de vida, de tu Vida: una vida que resume Reino de Dios.
Las bienaventuranzas vienen acompañadas por unos lamentos que duelen por aquellos que no aceptan el mensaje de salvación, que se encierran en la soberbia y el egoísmo.
Aplicas la doctrina de los dos caminos: el de la vida y el de la muerte. Quien no va hacia la vida se encamina hacia la muerte; quien no sigue la luz, vive en las tinieblas. Quien es pobre se dará cuenta de lo que significa tener hambre y sed: no de bienes materiales, sino de tu Palabra; no de poder, sino de justicia y amor. Quien es pobre llorará ante el sufrimiento del mundo, sabrá que toda su riqueza es Dios y que, por eso, será incomprendido y perseguido por el mundo.
Te pedimos nos libres del afán de riquezas, de ir detrás de las promesas del mundo y de poner nuestro corazón en los bienes materiales; no permitas que nos veamos satisfechos ante las alabanzas y adulaciones humanas. Quien ama al prójimo como a sí mismo no acumula cosas innecesarias que puedan ser indispensables para otros”.
Seré también bienaventurado de tal manera “que, aunque no hubiera cielo, yo te amara, y aunque no hubiera infierno, te temiera”. Danos tu amor y gracia que eso nos basta. Amén. PAZ Y BIEN.
Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos