Un espacio para caminar con Jesús
Oración de la mañana
Domingo 17 de septiembre de 2023
Por: Herlinda Gamboa
Narra: Julitze Maryurel
En el perdón no hay limites.
Cafecito de la esperanza en domingo. Oramos por nuestros hermanos que sufren
Señor Jesús, “si mi hermano me ofende ¿Cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces? ¿Puede volver a ser transparente el agua de nuestra fuente? ¿Es posible recuperar la inocencia perdida en tantos recodos del camino? ¿Se puede dejar de oír el oleaje del Espíritu? ¿Es posible perdonar? Aquí estoy en oración buscando encontrar respuestas. Tu palabra me da algunas claves.
Perdón y oración se dan la mano. Alegría y perdón se encuentran en nuestra interioridad. La verdad pasa por el perdón, nunca por la venganza. En el perdón no hay límites. Es lo que nos enseñas. Andamos con la raíz manchada y te preguntamos cada tarde: “¿Cuántas veces tenemos que perdonar? No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”, es tu respuesta.
La generosidad de Pedro, y de las corrientes más generosas entre los judíos llegaban hasta cuatro veces, se quedan pequeñas ante tu propuesta. Rompes el estrecho círculo de nuestros cálculos humanos; nos invitas a entrar en un horizonte ilimitado de reconciliación, sin contar las veces que hay que perdonar. El corazón de tus hijos, que a tu paso “has dejado vestido de gracia y hermosura”, no puede revestirse de resentimiento.
Contigo siempre es hora de perdonar, aunque sea a contracorriente. El perdón es la fragancia que la violeta suelta, cuando se levanta el zapato que la aplastó. Ayúdanos a elegir perdonar siempre. “Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste ¿no debías tener tú también compasión de un compañero, como yo tuve compasión de ti?” Lo que has hecho con nosotros, tu obra de compasión y misericordia, es lo que atrae nuestra mirada.
El perdón a los otros es paso para encontrarnos con el tuyo que es misericordioso. La ternura con que nos miras no puede quedar interrumpida con nuestra resistencia a perdonar. El perdón es el sello que nos identifica como cristianos y nos hace semejante a ti. Es un mandato divino: Sean Misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso. Danos tu amor y gracia que eso nos basta. Amén. PAZ Y BIEN
Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.