Oración de la noche. Sábado 6 de junio de 2020.
Por Javier Fuenmayor SJ.
Con sencillez y humildad me acerco al Padre Bueno para culminar el día en su presencia. Me sereno respirando suavemente. “Tú eres el Dios de la vida, en ti confío”.
Te doy las gracias, Señor, por todos los dones recibidos de tu generosidad en este día. Qué bueno eres.
En tu presencia, hago memoria de todo lo que he vivido hoy. Focalizo mi mirada en la novedad que el Señor ha querido comunicarme. ¿Qué cosas nuevas me ha dejado la experiencia de este día? ¿qué mensaje novedoso y esperanzador he recibido de parte de Dios? Escojo una imagen que pueda expresar lo que el Señor me dice. La contemplo y acojo con fe.
“Omnipotente, altísimo, bondadoso Señor, tuyas son la alabanza, la gloria y el honor; tan sólo tú eres digno de toda bendición, y nunca es digno el hombre de hacer de ti mención” (San Francisco de Asís). Amén.
Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.