Pistas para discernir la realidad. Viernes 14 de agosto de 2020.
Por Alfredo Infante, SJ. Voz Alexander Medina.
San Alberto y el derecho a una vivienda propia y digna
San Alberto Hurtado quedó huérfano de padre a la edad de 4 años, a causa de la violencia delincuencial en las zonas rurales. Este hecho lamentable obligó a su madre a abandonar las tierras y a mudarse a Santiago de Chile, capital del país, donde vivirán sin casa propia, acogida por la tía materna. Esta experiencia marcó su vida e infundió en él una sensibilidad especial con los “sin techos”.
Gran parte de su ministerio lo dedicará a investigar, reflexionar y hacer propuestas de políticas públicas para atender a los “sin techos” porque para él:
“La más imperiosa necesidad de una familia es la de una vivienda adecuada. Esta necesidad es más imperiosa que la del vestido. El hombre necesita un sitio privado donde pueda encontrarse libre, independiente, donde pueda descansar de sus trabajos, donde concentre sus bienes más inmediatos, donde pueda leer y pensar tranquilo, donde pueda amar a los suyos. Llegar a su casa es el ideal de todo hombre de trabajo, y significa tanto como para el barco llegar a puerto después de la tormenta” (P. 66)
Pero San Alberto Hurtado no se quedó sólo en el diagnóstico del problema y en el diseño de la propuesta, sino que puso manos a la obra, y se dedicó a organizar a los pobres sin techos para mejorar sus condiciones de vida porque, siguiendo el legado de San Ignacio de Loyola: “el amor se ha de poner más en las obras que en las palabras”. Amor como praxis.
«Sagrado Corazón de Jesús en vos confío»
Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.