Espiritualidad. Domingo 20 de septiembre de 2020.
Por Mireya Escalante.
Un denario sin fracción (Mateo 20, 1-16)
Hoy Jesús nos habla del propietario que no se cansa de hacer viajes a la plaza para contratar operarios y al final de la tarde a todos les paga con un denario, tanto a los que llegaron en la mañana, como a los que fueron a última hora.
Me imagino que la reacción de sus discípulos, sería muy semejante a la de nosotros hoy… ¿por qué la paga es la misma si los últimos trabajaron tan poco? ¿Cómo es esa justicia?
Nos cuesta mucho entender. Tiene razón cuando nos dice: ¿Vas a tenerme rencor porque soy bueno?
No entendemos que su Amor se da por entero, ese denario no tiene fracción. Su Amor no es respuesta ni pago a nuestros méritos. Él se entrega completo y a todos. Cuando realmente confiemos en eso, estaremos salvados. Se nos abrirán los ojos para ver las necesidades del otro, los oídos para sentir el llamado de ayuda de los solitarios y deprimidos, las piernas nos permitirán caminar para seguirle y ser realmente sus discípulos.
Señor aumenta nuestra fe, para ser transformados por Tu amor.
Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.