Espiritualidad. Martes 17 de noviembre de 2020.
Por Antonio Pérez Esclarín.
Agradecer y celebrar la vida
La vida es un regalo maravilloso, que nos fue dado por puro amor sin pedirlo ni merecerlo.
Con la vida nos llegaron otros muchísimos regalos: el amor de los padres, los hermanos y demás familiares, la fe, la palabra, la risa, la salud, la educación, los pájaros, los ríos, las estrellas, las montañas, las flores, todo lo que existe a nuestro alrededor y nos posibilita o alegra la vida.
De hecho, desde que nos levantamos en la mañana, hasta el enorme regalo que es el sueño, estamos recibiendo regalos: el aire que respiramos, el agua que refresca nuestros cuerpos y nos posibilita la vida, el aroma y el sabor del café, los primeros saludos, los alimentos que renuevan nuestra vida, las personas con las que nos encontramos, la ropa que nos ponemos y sobre todo, el amor infinito de Dios que nos ama sin condiciones y no puede dejarnos de amar.
De ahí la necesidad de recuperar la capacidad de asombro y empezar a celebrar la vida y agradecer todo lo que somos y todo lo que recibimos. Hoy es un día para celebrar el amor de Dios, para servir, para amar, para agradecer.
La gratitud, es un sentimiento que nos eleva el corazón.
Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.