Oración de la mañana. Jueves 10 de diciembre de 2020.
Por Mireya Escalante.
Un esfuerzo que vale la pena. Mateo 11, 11-15
Jesús quería mucho a Juan el Bautista. Lo manifestó al proclamar frente a sus seguidores que no ha surgido un hijo de una mujer más grande que él.
Jesús, después de bautizado, empezó a proclamar su buena noticia: Dios es un padre amoroso y el reino de los cielos ya empezó. Se inició otra etapa, Juan le preparó el camino.
Pero les dice a sus discípulos, y por lo tanto a nosotros, que el reino exige esfuerzo. Sí, el esfuerzo de intentar ser felices, como Él mismo nos enseñó. Felices por hacer al otro mi hermano. Felices porque estamos llamados a disfrutar la fiesta de un mundo mejor, que podemos construir desde lo más pequeño. Hay que quitar del camino las piedras de la desesperanza, rellenar los huecos que deja la soledad. Invitar a otros para que el esfuerzo sea menor. Sacar esa hierba mala que nos impide crecer en el amor.
Así nace el reino, con esperanza y alegría porque primero nos amó Dios, y solo si lo siento así, puedo devolver ese amor al que tenga a mi lado. ¡Ese esfuerzo vale la pena!
Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.
