Desde que el gobierno de Trinidad y Tobago decretó el Estado de alarma por el incremento de casos por COVID-19, miles de venezolanos que están residenciados en la vecina isla perdieron sus trabajos y ahora no pueden enviar dinero a sus familiares en Venezuela.
Graciela, una señora de 38 años de edad, y que tiene dos hijas menores de 5 año , reveló que sus familiares han reducido el monto que envían desde Trinidad. Al igual que otros venezolanos, afronta la crisis apoyándose de estas remesas que le envían desde el extranjero.
Antes recibía aproximadamente 80 millones de bolívares quincenalmente, pero desde que decretaron el Estado de alarma en ese país caribeño, solo ha podido recibir 30 millones de bolívares. “Eso es muy poco, estamos pasando momentos difíciles, yo tengo dos niñas pequeñas y no es fácil mantenerlas de esa manera”, manifestó Graciela.
Asimismo, el señor José Rojas, un docente universitario, manifestó que su yerno solía recibir dinero desde Trinidad y Tobago, porque su hijo se lo enviaba. No obstante, ya no recibió más remesas tras el confinamiento en esa nación, situación que ha dejado sin trabajo a miles de venezolanos.
Rojas recordó que gran parte de la población deltana depende del dinero que les facilitan sus familiares desde el extranjero, ya que, si solo contaran con sus salarios, no podrían sobrevivir.
Él y su yerno son educadores, y como la crisis ha recrudecido, ahora tienen que vender helados de tetas en las calles de Tucupita, capital de Delta Amacuro.