Warao llega a Brasil tras 8 años sin atención médica en Delta Amacuro

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El docente indígena, Rubén Bastardo, permaneció 8 años en silla de ruedas por padecer una afección aguda que le produjo parálisis de las extremidades inferiores.

En febrero logró cruzar la frontera entre Venezuela y Brasil en busca de medicina y asistencia humanitaria para su situación de salud.

Acompañado de dos de sus hijos, atravesó de forma ilegal la línea de las dos naciones conocida como la trocha. El traslado no fue nada fácil; Bastardo superó el camino no permitido apoyado sólo por un bastón, siendo socorrido a mitad de camino por un motorizado.

A comienzos de febrero, Bastardo, de 57 años, superó los caminos verdes para atravesar las fronteras de Venezuela con el gigante país amazónico de Brasil. Llegó hasta la frontera de Pacaraima y logró instalarse a los dos días en un refugio nuevo de las Naciones Unidas en Boa Vista, capital del estado de Roraima, y fue nombrado como cacique del nuevo albergue.

“Mi papá tiene muchos años atado a esa silla de ruedas. Sólo sus ganas de vivir le han permitido mantenerse con vida”, sostuvo su hija Yorgelis Bastardo. Además, indicó que Bastardo es padre y madre, puesto que su mamá falleció siendo muy pequeños todos los hermanos: “desde allí él se dedicó a nuestra crianza, nunca nos abandonó”.

La joven profesional que hasta hace poco formaba parte de la Policía Nacional Bolivariana, se vio obligada a renunciar para acompañar a su padre por la situación de carencia total de medicinas y la necesidad de una asistencia humanitaria.

Antes de irse a Brasil, Bastardo ya había manifestado la necesidad de una asistencia integral, en cuanto a las medicinas para su padecimiento y la carencia alimenticia que le afectaba diariamente.

“Son ocho años. He andado por Tucupita en silla de ruedas y ahora con el bastón sin lograr ayuda alguna”, manifestó.

Con información de Kapé-Kapé.