Cientos de violines, violas y contrabajos sonaron el sábado 13 de noviembre en la Academia Militar de Venezuela. Luego, gradualmente se fueron sumando instrumentos de viento de madera, metales y percusión.
Miles de músicos, en su mayoría niños y adolescentes, tocaban con un solo objetivo: el récord como la orquesta más grande del mundo.
Los músicos, todos conectados a la red de orquestas juveniles del país, interpretaron una pieza de Tchaikovsky de aproximadamente 10 minutos al aire libre bajo la atenta mirada de supervisores independientes con el trabajo de verificar que más de 8.097 instrumentos estuvieran tocando simultáneamente, lo que rompería el récord actual.
La cadena de música del país, conocida como “El Sistema”, esperaba reunir a más de 12 mil músicos.
“Esto significa que todos estos años que he estado con la orquesta valieron la pena, todas esas horas de ensayo y todas esas horas de práctica, que fueron muchas”, dijo Angele Barraoeta, una viola de 15 años que ha sido parte de El Sistema desde que tenía 4 años y suele jugar con un grupo regional de unas 230 personas.
«Tanta gente a tu alrededor», agregó. “Es una sensación increíble ser parte de algo histórico. Esperamos batir el récord».
A la espera del veredicto
Récord Guinness determinará en un plazo de 10 días si se estableció una nueva marca mundial.
A más de 250 supervisores se les asignó cada uno un grupo de músicos para observar durante el intento de récord.
Para que los músicos establecieran la hazaña, se tuvieron que contar más de 8.097 de ellos tocando al mismo tiempo durante un período de cinco minutos de la «Marcha eslava» de Tchaikovsky.
La rama venezolana de la firma contable KPMG auditará los resultados. El socio gerente Ramon Ostos dijo que el récord existente pertenece a un grupo ruso que tocó el himno nacional de ese país.
Los músicos, con edades comprendidas entre los 12 y los 77 años y vestidos con pantalones negros, camisas blancas y máscaras faciales impuestas por la pandemia, intentaron el récord durante un concierto patriótico de una hora.
“Si se rompe una cuerda, no me detengo»
El repertorio incluyó “Venezuela” de Pablo Herrero y José Luis Armenteros, el himno nacional del país sudamericano y “Alma Llanera” de Pedro Gutiérrez, que los venezolanos consideran su himno no oficial.
La “Marcha Eslava” forma parte de su formación musical a lo largo de su paso por la red de orquestas juveniles. Aún así, comenzaron a ensayarlo con sus grupos regionales antes del concierto hace dos meses.
“Si se rompe una cuerda, no me detengo. Si cae la partitura, toco de memoria ”, recordó el director Enluis Montes a los músicos, cuyo entusiasmo se notaba al moverse suave y rítmicamente en sus asientos.
Las reglas que debían seguir incluían no compartir instrumentos y ser dirigidos por un profesional. Ese honor fue de Andrés David Ascanio Abreu, quien fue proyectado en pantallas gigantes para que todo músico pudiera ver sus direcciones.
“Bueno, es un desafío gigantesco, por supuesto, un desafío muy complicado, pero lleno de gran orgullo, de gran pasión”, dijo Abreu.
Luego de terminar la “Marcha Eslava”, los músicos estallaron en vítores mientras levantaban sus instrumentos y ondeaban banderas venezolanas.
Fuente: AP
