2021 año decisivo

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Oscar Arnal

La alternativa democrática debe unirse de cara al futuro. Una oposición dividida le hace un flaco servicio al país. El año que viene se vence el periodo de los gobernadores, alcaldes, diputados regionales y concejales; y a Maduro se le podrá revocar al cumplir tres años de su elección. Estos acontecimientos deben ejecutarse al unísono.

La condición para que el país retorne a la vía electoral masivamente debe pasar por ir a sendas elecciones conjuntas. Con esto se dan las elecciones presidenciales tan esperadas por la comunidad internacional y todos los factores, y se cumple el mandato de la consulta popular de ir a unas elecciones presidenciales.

En el escenario planteado la oposición participando unida y en masa mataría dos pájaros de un tiro. Se saldría del régimen y ganaríamos la mayoría de las gobernaciones y alcaldías. Un país dividido institucionalmente como el que tenemos no es sustentable y sería el momento apropiado para ponerle fin al dualismo de las más importantes funciones.

De no lograrse el objetivo planteado el ausentismo electoral volverá a ser manifiesto y en los únicos lugares donde alguna gente saldrá a votar es allí donde hay que defender alcaldías y gobernaciones opositoras. En esos sectores al escaso voto gubernamental se le sumará el de aquellos electores que se niegan a que se pierdan algunas posiciones ganadas en el pasado. En este último escenario se profundiza la crisis institucional, con la ausencia de legitimidad y legalidad.

Lo más probable es que el régimen se niegue a cumplir la Constitución en cuanto a que se active el referéndum revocatorio presidencial. Sin embargo, al negarlo quedará al descubierto y en entredicho. Es más, el que una inmensa mayoría del país evalúe a Maduro y presione por ejercer el derecho a revocar lo pondrá a la defensiva y será un gran momento para la alternativa democrática.

No hay excusas. El revocatorio tiene que ver con algo que toda la alternativa democrática quiere que suceda. El cambio de Maduro. Rechazar una gestión desastrosa y abrir la posibilidad a unas elecciones presidenciales que cambien el destino de las últimas dos décadas. El tiempo se agota. Maduro se acerca a nueve años en el poder. Nunca entendió que como jefe de estado tenía la responsabilidad de la unificación del país y este se dividió gravemente. Como jefe de un gobierno de facto no ha sido ni siquiera capaz de encauzar la economía, a pesar de contar con los más amplios poderes. Somos un estado fallido en vías de desaparición. Hay que actuar y con mucha rapidez…

@OscarArnal