La sequía en Honduras continúa, lo que pone al país al borde de un grave efecto que pudiera desencadenar “una desgracia”, según la Central Nacional de Trabajadores del Campo.
El temor guarda estrecha relación con la posibilidad que el campo hondureño ya no sea capaz de producir ni siquiera la cosecha más elemental para cubrir la demanda básica.
Este hecho afecta a los pequeños y medianos productores del campo que dependen enteramente de lo que ingresan por la venta de sus productos.
Este grupo de personas que labora el campo espera que termina la sequía en los tiempos que normalmente ocurre, pero no ha sido así. Los productores ya han advertido que el cambio climático está afectando y han cambiado los periodos de duración de las estaciones del año.
“Estamos preocupados porque estamos preparándonos para la primavera, pero estamos viendo de que no vemos lluvia, no vemos nada de agua. Todos los campesinos lo que esperamos es la primavera”, dijo la vocera de la Central Nacional de los Trabajadores del campo.
El impacto de la sequía en la sociedad hondureña en general ya se está sintiendo, pero será mayor si la sequía persiste mucho más allá del mes en que debe terminar.
Una de las regiones más afectadas por la sequía es el Valle de Zula, al norte de Honduras. Hasta mediados de abril, sobre la región no ha caído nada de lluvia. En años anteriores, por esta misma fecha ya empezaban a reportarse lluvias esporádicas.
Generalmente, en el Valle de Zula las labores de siembra inician durante los primeros días de mayo para recoger las cosechas en junio. Mientras que las regiones altas de Honduras inician la siembra en junio para cosechar durante los últimos días de agosto.
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