Desde 1965, por decisión de la ONU, cada 8 de setiembre se recuerda en el mundo la importancia vital de la alfabetización.
Para el Movimiento de Educación Popular y Promoción Social Fe y Alegría, no hay rincón de Venezuela al que no haya llegado con esta propuesta de «abrir los ojos al mundo» a través del descubrimiento compartido de la lectura y el razonamiento lógico.
Y también se hace desde el Instituto Radiofónico Fe y Alegría que en estos 45 años ha formado a más de 100 mil personas, entre jóvenes y adultos, en sus primeras letras de la vida, en sus primeras andanzas, para transformar sus vidas y que puedan crecer en alma y corazón.
La alfabetización, como proceso «político», no solo persigue que la persona se aprenda una serie de conocimientos que hay en materiales impresos o audiovisuales sino que sobre todo ese hombre y mujer vaya gradual y permanentemente dignificando su vida por medio de la lectura crítica y contextualizada de su realidad personal, familiar y social.
La ONU ha diseñado e impulsado la Agenda 2030 dirigida a que cada país del mundo pueda garantizar su propio desarrollo y sostenibilidad en el tiempo, a la vez que logra un aprovechamiento más racional y sostenible de los recursos naturales a su alrededor.
Se estima que en Venezuela existe casi un millón de personas que no saben ni leer ni escribir. Al parecer las metas del milenio se han quedado rezagadas en el país.
Es gente humilde, sencilla, la que está a la orilla del camino, la que todavía no ha descubierto la luz de la educación.
Por eso en Fe y Alegría creemos que la alfabetización permite, tanto a los gobiernos como a los ciudadanos, estar más cerca de esos objetivos ya que al disminuir tanto el analfabetismo lingüístico como el ahora digital, las personas pueden sacar mejor provecho para que logren una mejor calidad de vida, bien sea por medio de un empleo formal o la creación de un emprendimiento.
Las raíces de la alfabetización
En IRFA nos «enraizamos» con esta propuesta en diferentes zonas del territorio nacional. Somos educación de jóvenes y adultos. Para nosotros, la alfabetización es continua.
Como ejemplo de esto, hace más de 20 años asumimos el compromiso de alfabetizar entre las comunidades warao del estado Delta Amacuro, una de las entidades más empobrecidas de Venezuela. Precisamente por su realidad, es una prioridad para la institución que ha centrado sus esfuerzos en uno de sus eslogan: “la educación de los pobres no puede ser una pobre educación”.
Entonces fue cuando zarpó una embarcación a motor fuera de borda que llevó a Pedro Martínez, el primer educomunicador que llevó el proyecto educativo a los caños del Delta. Lo hizo en cola, luego lo haría en un bote que fue donado por la antigua Pdvsa.
En medio de la pobreza y el abandono de los caseríos indígenas, la educación liberadora de Fe y Alegría es una esperanza, una luz al final de un caño oscuro, con fuertes olas y una llovizna que parece no escampar.
Ocho comunidades waraos son atendidas por Fe y Alegría en la selva deltaica. Poder llegar allá supone unas ocho horas de viaje por río desde Tucupita. Todos aprenden a leer y a escribir primero en su idioma materno: el warao, pero no se cierran a otras culturas; el castellano está presente en otros niveles.
El mejor premio para Fe y Alegría ha sido el de poder ver la sonrisa de niños, jóvenes y adultos mayores una vez que leen y escriben las primeras palabras. No hay emoción que se compare con la de alguien que ahora puede ver el mundo desde otra perspectiva. Son como ciegos tocados por la mano milagrosa de Dios y ahora miran la luz del horizonte.
Pero nada ha sido fácil. Conforme recrudeció la crisis venezolana, los viajes se hicieron menos frecuentes, más indígenas huyeron mayoritariamente a Brasil y hay otros de los que no se sabe nada.
Fe y Alegría Delta ahora gestiona todos los mecanismos de financiamiento para regresar a los caños y seguir cumpliendo su trabajo humano cristiano entre los aborígenes, continuar llevando el milagro de la vida, ese que permite que cientos de waraos puedan leer y escribir.
Venezuela en un viaje
Experiencias como éstas se replican en otras regiones de Venezuela. Desde el Zulia, en la propia Guajira, viajando hasta Maracaibo y Machiques además de otros municipios, pasando por los Andes de Táchira, Mérida, Trujillo hasta llegar a las fronteras del Apure.
Antes, Fe y Alegría ha pasado por las costas falconianas y sus respectivas realidades «medanales».
Por los llanos también ha estado en Guárico, Barinas y Cojedes. Luego sigue por los estados centrales de Lara, Aragua y Carabobo para adentrarse en el majestuoso Oriente venezolano y enclavarse en Anzoátegui, Monagas, Nueva Esparta y Sucre.
El sur del país también ha invitado a Fe y Alegría a llegar con la esperanza de la alfabetización. La noble tierra del macizo guayanés, Bolívar, y el ya mencionado Delta Amacuro, reciben de brazos abiertos y francos a la ilusión de aprender muchas experiencias constructivas.
Y por supuesto en el renombrado estado Miranda está IRFA también con sus Centros Comunitarios de Aprendizaje sin obviar ni dejar de lado a la Gran Caracas, cuna del majestuoso Waraira Repano, que también se alegra cuando ve a sus chamos aprender de y con la vida.
En estos «nuevos y distintos» tiempos, la aparición de la pandemia ha asomado nuevos retos:
- Elaborar políticas y estrategias de alfabetización.
- Tener en cuenta las necesidades de los grupos menos favorecidos, dándole mayor relevancia a las mujeres y niñas.
- Aprovechar las tecnologías digitales para lograr un mayor y mejor resultado en la enseñanza y el aprendizaje.
- Hacer seguimiento través del monitoreo y evaluación tanto de las competencias como de los programas puestos en práctica para la alfabetización de jóvenes y adultos.
EN IRFA LAS INSCRIPCIONES ESTÁN ABIERTAS PARA QUE TERMINES TU PRIMARIA O TU BACHILLERATO. SI ERES MAYOR DE 15 AÑOS YA PUEDES INSCRIBIRTE. ESTAMOS A TU ORDEN EN TODO EL PAÍS.