No hay lugar que no exista para el Movimiento de Educación Popular Fe y Alegría. Su visión y misión recorren ahora todo el mundo, desde el Delta del Orinoco hasta el África. Lo demuestran así más de 60 años de experiencia.
Hace más de 20 años, Fe y Alegría asumió el compromiso de alfabetizar entre las comunidades warao del estado Delta Amacuro, una de las entidades más empobrecidas de Venezuela y precisamente por su realidad, es una prioridad para la institución que ha centrado sus esfuerzos en uno de sus eslogan: «la educación de los pobres no puede ser una pobre educación».
Entonces fue cuando zarpó una embarcación a motor fuera de borda que llevó a Pedro Martínez, primer educomunicador que llevó el proyecto educativo a los caños del Delta. Lo hizo en cola, luego lo haría en un bote que fue donado por la antigua Pdvsa.
En medio de la pobreza y el abandono de los caseríos indígenas, la educación liberadora de Fe y Alegría es una esperanza, una luz al final de un caño oscuro, con fuertes olas y una llovizna que parece no escampar.
Ocho comunidades waraos son atendidas por Fe y Alegría en la selva deltaica. Poder llegar allá supone unas ocho horas de viaje por río desde Tucupita. Todos aprenden a leer y a escribir primero en su idioma materno: el warao, pero no se cierran a otras culturas, el castellano está presente en otros niveles.
Es tal la carencia educativa académica, que quien más ha estudiado posee un nivel de tercer grado. Pero ellos se han sumado a enseñar a sus propios hermanos waraos.
El mejor premio para Fe y Alegría ha sido el de poder ver la sonrisa de niños, jóvenes y adultos mayores una vez que leen y escriben las primeras palabras. No hay emoción que se compare con la de alguien que ahora puede ver el mundo desde otra perspectiva. Son como ciegos tocados por la mano milagrosa de Dios y ahora miran la luz del horizonte.
Pero nada ha sido fácil. Conforme recrudeció la crisis venezolana, los viajes se hicieron menos frecuentes, más indígenas huyeron mayoritariamente a Brasil y hay otros de los que no se sabe nada.
Fe y Alegría Delta ahora gestiona todos los mecanismos de financiamiento para regresar a los caños y seguir cumpliendo su trabajo humano cristiano entre los aborígenes, continuar llevando el milagro de la vida, ese que permite que cientos de waraos puedan leer y escribir.
Descubre el trabajo de Fe y Alegría a través del IRFA en los caños de Delta Amacuro.