Dos ataques casi simultáneos han sacudido la capital afgana y la provincia de Nangarhar el martes por la mañana. Hombres armados han irrumpido en un hospital del distrito occidental kabulita de Dasht-e Barchi operado por la ONG Médicos Sin Fronteras.
Provocaron la muerte de 13 personas, entre ellas bebés, y dejaron 15 heridos. En Nangarhar, según la cadena Tolo News, un atacante suicida se ha inmolado en medio del funeral por un jefe de Policía local y ha matado a 24 personas y herido a 68.
El centro sanitario atacado es una maternidad en la que trabajaba un grupo de extranjeros junto con el personal afgano. «Las fuerzas especiales afganas se encuentran en el lugar de los hechos. Por el momento, nuestra prioridad es la seguridad de nuestros pacientes y nuestro equipo. Las fuerzas están intentando aclarar la situación en la clínica», ha confirmado Tariq Arian, portavoz del Ministerio del Interior afgano, a Tolo News.
Las autoridades también han confirmado el rescate de cerca de 40 personas que se encontraban en el hospital en el momento del ataque, entre ellas enfermeras, pacientes en avanzado estado de gestación y recién nacidos.
Militares de la Misión Internacional en el país se han unido al ejército afgano en la operación contra los atacantes, que no han sido identificados. Un portavoz de los talibán, la organización armada extremista que negocia el fin de la guerra con los EEUU y el Gobierno afgano, ha negado su autoría.
La situación manifiesta no sólo la debilidad del proceso de paz, cuya fase de diálogo intra afgano apenas ha despegado -los talibán y EEUU firmaron un acuerdo inicial que exigía liberar prisioneros y pactar con el Gobierno y la sociedad los términos de la paz-, sino el hecho de que la crisis del coronavirus no obstaculiza las hostilidades. Las provincias de Kabul y Herat concentran la mayoría de los 4.687 casos positivos registrados. La Covid-19 ha dejado ya 122 muertos en el país.
Con información de El Mundo