Cerca de 100 muertos y más de 4 mil heridos es el saldo actualizado de víctimas que dejó la poderosa explosión en el puerto de Beirut, capital del Líbano, este martes 4 de agosto.
La onda expansiva de la explosión recorrió toda la ciudad, devastando puertas y ventanas con una potencia mucho mayor a cualquiera de las vividas durante la guerra civil, según los relatos de los testigos y las propias autoridades.
Incluso a 240 kilómetros de ahí, en la isla de Chipre, testigos sintieron el estruendo, pensando que se trataba de un terremoto.
«Perdí mi audición por unos segundos, sabía que algo andaba mal, y de pronto los vidrios de mi carro se rompieron, de todos los otros carros, de las tiendas, sólo cristal cayendo de todos los edificios», relató Hadi Nasrallah a la BBC.
Incluso una reportera de la cadena, que conducía una entrevista en vivo, fue alcanzada por la explosión quedando todo registrado en video.
Las calles continúan llenas de escombros y vehículos destruidos, mientras el personal de seguridad y rescate concentra todos sus esfuerzos en localizar a los desaparecidos. Y los hospitales de la ciudad, que ya estaban desbordados a causa de la pandemia de la COVID-19, ahora se esfuerzan por atender a los centenares de heridos.
El ministro de Salud, Hamad Hassan, informó que cuatro hospitales locales quedaron fuera de servicio debido al daño causado por la explosión. Sin embargo, detalló que han lanzado un plan de contingencia con hospitales móviles enviados desde Catar, Irán, Kuwait, Omán y Jordania.
También señaló que todas las ambulancias disponibles de ciudades cercanas acudieron a la ciudad a prestar ayuda.
«Es un desastre inmenso, sin precedentes», declaró para la Agencia Nacional de Noticias del Líbano el secretario general de la Cruz Roja Libanesa, Georges Kettaneh.
Nitrato de Amonio
Aunque las causas del siniestro todavía no están claras, el presidente Michel Aoun explicó que la explosión pudo haber sido causada por la ignición de unas 2 mil 750 toneladas métricas de nitrato de amonio almacenadas incorrectamente en uno de los almacenes del puerto.
El Primer Ministro del país, Hassan Diab, corroboró esta información agregando que el químico, que puede ser altamente explosivo, se había guardado seis años antes en el lugar tras decomisarlo a una embarcación y no se siguieron los protocolos de seguridad, «poniendo en peligro a los ciudadanos».
«No descansaré hasta encontrar a los responsables de lo sucedido, responsabilizarlos e imponer el máximo castigo», dijo a una televisora local.