Depender de sobras y otros males

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Foto: Archivo.

En los Centros de Detención Preventiva no debería pasar un detenido más de 72 horas. Pero lo hacen.

Con la llegada de Iris Varela al ministerio de Servicios Penitenciarios se le prohibió a los jueces enviar a presos a cárceles comunes, y los retenes concebidos para alojar a presuntos delincuentes mientras se les juzga sufren de hacinamiento, de acuerdo a Marino Alvarado, coordinador de investigaciones de Provea.

“Tenemos 100 personas en centros donde sólo caben 30”, afirma a Radio Fe y Alegría Noticias.

Esta política impuesta por Varela provoca otras consecuencias. El ministerio de Servicios Penitenciarios tiene el presupuesto para alimentar a los presos que no poseen las policías, lo cual obliga a los familiares de detenidos a alimentarlos, abriendo el camino a la extorsión por parte de funcionarios quienes cobran por dejar pasar comida.

“Hay algunos que no tienen quienes los visiten y dependen de las sobras que les dan otros presos”, dice Alvarado.

A ello se le añade las enfermedades que se generan por los pésimos servicios básicos como el agua. Una Ventana a la Libertad reportó que al menos 134 personas murieron en Centros de Detención Preventiva durante 2018 a causa de enfermedades y desnutrición.

Violencia por condiciones

El pasado 4 de septiembre se generó un motín en el Centro de Detención Preventiva de la Policía Nacional Bolivariana de Caracas, conocida como Boleíta,  que habría dejado dos fallecidos. Según Angélica Lugo, investigadora de Una Ventana para la Libertad, “hay mucha ira” por las pésimas condiciones “y por eso hay tanta violencia”.

“En una celda que no llega a tener 4 por 4 metros, hay ochentas personas. Tienen que hacer turnos para sentarse o para dormir”, aseguró Lugo.

Para Alvarado este centro ha tenido históricamente condiciones inhumanas, pero no es el único.

“Entre tres o cuatro situaciones de violencia se registran cada mes en centros de detenciones preventivas por esta situación”, señala.

El activista de Derechos Humanos agrega un patrón aún peor: “en los retenes policiales va detenida desde una persona que choca un vehículo o tiene una pelea en la calle, hasta unos delincuentes con altos prontuarios. Todos están mezclados”.

“Y por supuesto los de altos prontuarios son los que se imponen por encima de los demás”, sentencia.