Cerca de 4 mil hondureños, la mayoría familias completas, partieron el 30 de septiembre con rumbo al norte en busca de mejores oportunidades económicas y de una mejor calidad de vida.
Su objetivo, llegar a Estados Unidos o algún otro país que les permitiera realizar sus sueños.
«Salieron desde San Pedro Sula (Honduras) caminando y llegaron hasta Petén, Guatemala, caminando. Porque no consiguieron «jalón» y hubo poco apoyo de parte de los transportistas en Honduras».
Así relató el periodista Gerardo Chévez, de Radio Progreso de Honduras, parte de la travesía que vivieron estos hondureños en su peregrinaje rumbo a México, con la esperanza de llegar a los Estados Unidos. La mayoría de ellos, personas humildes de zonas rurales con un bajo poder adquisitivo.
Chévez caminó durante tres días junto a ellos tratando de comprender las razones que les impulsaban a emprender esta travesía y, asegura, fue capaz de ver sus ilusiones en sus caras.
«La mayoría eran personas que llevaban sus mochilas desgastadas, ropa muy sencilla, zapatos a veces gastados», describió el comunicador, quien detalló que caminaron bajo sol y lluvia y sometidos a temperaturas de hasta 40 grados, cansados y sin apoyo.
Caminantes acosados
Uno de ellos murió. Un joven de 20 años que, después de caminar una hora, consiguió un aventón en un camión de carga privado. Sin embargo, al caer en un bache, el camión saltó y el muchacho cayó y terminó arrollado por las ruedas traseras del vehículo. Fue sepultado el 4 de octubre en Honduras.
Los que continuaron, fueron acosados por fuerzas policiales y militares guatemaltecas, quienes iban aprovechándose del agotamiento de los andantes para desarticular la caravana.
«En el segundo día comenzaba a aparecer ya la policía nacional de Guatemala y los militares en comandos. Cuando eran grupos pequeños, de 30 a 40, los rodeaban y los subían a los comandos militares y los devolvían a la frontera. Había camiones que casi se llevaban en la frontera a los migrantes», relató.
A los últimos 150, que estaban por alcanzar la frontera con Petén, les enviaron un batallón de 500 militares con grupos antimotines, quienes cercaron la frontera. Cansados y desanimados, se entregaron para ser devueltos a su país.
Aún así, cerca de 200 de ellos permanecieron escondidos en los cerros cercanos y luego lograron llegar a México.
Una búsqueda que no termina
Las caravanas de migrantes iniciaron en 2018 como una forma de huir de la pobreza y la falta de trabajo en Honduras, que atraviesa una dura crisis económica. De acuerdo con el gobierno hondureño, durante el 2019 unas 20 mil personas salieron caminando para intentar cruzar las fronteras internacionales.
La del 30 de septiembre es la tercera caravana que se forma en medio de la pandemia, y a pesar de que muchos de los que participaron en ella fueron detenidos y deportados, ya algunos están preparándose para unirse a la siguiente, que ya fue convocada.
«Muchos de los que retornaron, aunque venían cansados, nos decían ‘vamos a descansar y luego, cuando descansemos, vamos a retomar ese camino'», relató Chévez para finalizar.
*Gerardo Chévez fue entrevistado por Radar 90.3 de México