En el municipio fronterizo Machiques de Perijá, los dueños de negocios se las ingenian para hacerle frente a la crisis y evitar cerrar sus puertas, utilizando varias estrategias: desde obtener la materia prima para sus productos o negociar con sus proveedores, hasta la flexibilidad en los horarios laborales de los trabajadores por las bajas ventas.
Rony Martínez es dueño de una venta de insumos de repostería. Para él, la situación es precaria en comparación con años anteriores, pues en su negocio las ventas han caído un 70% desde el 2016.
Este escenario empeoró aún más con la pandemia por COVID 19, sin contar que algunos comerciantes informales, desesperados por llevar el pan a su mesa, improvisan con ventas de todo tipo, lo cual afecta aún más los ingresos de negocios establecidos.
“Desde el 2020 no contratamos personal por el poco flujo de ventas. Mi hermano y yo somos dueños y empleados al mismo tiempo. Nosotros damos atención a los clientes, limpiamos, llevamos la parte administrativa y aún así en algunas ocasiones hemos tenido dificultad para pagar algunas facturas. El negocio nos da solo para comer y mantenernos”, puntualizó Martínez.
Que las gotas me queden aquí
Algunos comerciantes mantienen sus negocios abiertos solo con la esperanza de un cambio económico, como es el caso de Talal Younese, un venezolano de padres y abuelos con árabes que emigraron a Venezuela hace más de 40 años. En la actualidad su negocio de venta de víveres y todo para el hogar solo tiene dos empleados, quienes laboran medio tiempo debido a la poca afluencia de compradores.
Para Younese, Venezuela es un país bendito que le abrió las puertas a su familia, cuando el país de sus abuelos atravesaba una difícil situación.
“Sé que Venezuela ahora no está en la mejor época económica. Pero desde pequeño a mí me enseñaron a trabajar y por más que la situación está difícil, siempre hay que buscar la manera de conseguir ingresos para mantener un hogar, lograr los sueños. Siempre hay que seguir apostando. Creo que vale la pena luchar aquí todavía, que empezar de cero en otro país”, agregó Younese.
El deber de apoyar a los trabajadores
Felipe Rodríguez, propietario de dos tiendas deportivas, también sigue creyendo en Venezuela. Por eso lucha para dignificar a sus trabajadores con un salario de 40 dólares semanales y otros beneficios.
“Soy nacido aquí en Machiques y aquí me quedo. Yo siempre he apostado por este país y vamos a salir adelante. Con trabajo, esfuerzo y sacrificio, pero vamos a salir adelante. Nuestros empleados también están luchando para no irse, por eso debemos apoyarlos todo lo posible. Pago 40 dólares y estoy considerando un aumento”, aseguró.
A pesar de las bajas ventas y adversidades, los comerciantes en Machiques siguen creyendo que los sueños se hacen realidad con esfuerzo y dedicación. Ellos stán dispuestos a quedarse y seguir apostando por Venezuela, un país que consideran que aún tiene mucho para dar.
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