Con el agua en las casas y sin ayuda

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rio caroni - puerto la cruz
Foto: Radio Fe y Alegría.

El rio Caroní sigue creciendo, al punto de que ya está en alerta roja al sobrepasar los 12.90 msnm. La información la dio a conocer el gobernador del estado Bolívar, Justo Noguera, el domingo 15 de agosto.

El aumento de las aguas afecta a varios sectores del Municipio Caroní, entre ellos los que están ubicados en Castillito, en pleno centro de Puerto Ordaz.

Los Monos, Los Oleandros, La Españolita y los 7 Bares, son algunos de los perjudicados, con una importante cantidad de viviendas alcanzadas por el agua.

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Radio Fe y alegría Noticias fue a constatar la situación que viven estos vecinos, quienes con el agua en la casa siguen esperando por una ayuda gubernamental.

“No tenemos para dónde ir. Estamos esperando que vengan los entes gubernamentales, han venido pero solo a visitar”, dijo Gonzalo Acosta, habitante del sector los 7 Bares de Castillito, uno de los sectores que se ve afectado por las crecida del Rio Caroní.

Las personas que viven en esta zona hacen un llamado a los organismos competentes, porque no cuentan con ningún tipo de atención, sobre todo para los niños, que son los que se ven más afectados de salud.

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“Estamos desesperados por la crecida del río, ya que tenemos muchos niños enfermos con fiebre, vomito”, dijo Yamileth Sandoval.

Sandoval señaló que solo vino Protección Civil al lugar a hacer un censo, que no saben para qué es; destacó que el rio crece a cada minuto.

Aunado a esto, los animales que están apareciendo en la zona, no son nada agradables: desde ciempiés y culebras, hasta caimanes han aparecido en la zona.

Por su parte, Lusdelva Gonzales señaló que la situación es crítica. Ella tiene al menos 50 centímetros de agua dentro de su casa, por lo que han tenido que montar las camas en unas gaveras, porque ya muchos han perdido las neveras, cocinas y congeladores.

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Solo son pocos los que han podido ir a los refugios temporales. Una escuela del sector tiene a 10 familias que fueron ubicadas ahí.

Otros siguen en sus casas cuidándolas, porque temen que estas sean desvalijadas.

Baños colapsados, sin energía eléctrica y sin saber a dónde ir: así están. Solo les queda esperar y pedir a Dios que el río baje.