La pandemia ha tomado por sorpresa la realización de procesos electorales en el mundo entero. Las constituciones y leyes electorales no contemplan medidas específicas para enfrentar semejante fenómeno, en consecuencia, las respuestas han sido disímiles en cada país.
El Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral (IDEA Internacional) ha monitoreado cada una de las elecciones previstas en medio de la pandemia por COVID-19 que vive el planeta.
Desde el 21 de febrero hasta el 26 de julio, esta organización contabilizó 68 países en los que procesos electorales fueron pospuestos, 24 de ellos correspondientes a procesos de alcance nacional o referendos.
IDEA Internacional también contabilizó 49 países que celebraron comicios (31 fueron de carácter nacional o referendos) siguiendo su cronograma original, mientras que en 14 países se realizaron elecciones que previamente habían sido pospuestas por la pandemia, de las cuales 10 fueron de nacionales.
En América Latina, tres casos ilustran las situaciones y dilemas enfrentados por las instituciones políticas a causa de la pandemia: República Dominicana, Chile y Bolivia.
En República Dominicana, las elecciones presidenciales y legislativas programadas para el 17 de mayo, fueron pospuestas para el 5 de julio. La autoridad electoral decidió mantener esta nueva fecha, no obstante un repunte de la COVID-19. Tanto el gobierno como la Junta Electoral Central establecieron restricciones a las actividades de campaña cara a cara, impulsaron el uso de las redes sociales, la radio y la televisión y establecieron protocolos de seguridad para el día de la votación, bajo la guía de organizaciones como la OMS. Como resultado, el nivel de participación (53%) fue menor al registrado en las presidenciales y legislativas de 2016 (70%). Es importante destacar que, a raíz de la elección, hubo un repunte significativo del número de contagios por el coronavirus.
Chile, por otra parte, tenía previsto realizar un plebiscito de Reforma Constitucional el 26 de abril, pero en un amplio acuerdo político, el mismo se pospuso para el 25 de octubre. Actualmente, el Servicio Electoral Chileno, a través de una comisión técnica que incluye a los ministerios de Salud, Defensa e Interiores, así como a las directivas de las cámaras de diputados y senadores, discute las reformas legales y procedimentales necesarias para que el plebiscito sea lo más seguro posible para votantes y funcionarios.
Finalmente, en Bolivia, las elecciones presidenciales extraordinarias previstas para el 3 de mayo de 2020, fueron pospuestas, en una primera decisión, para el 6 de septiembre. Posteriormente, fue acordada como nueva fecha el 18 de octubre. Vale destacar la importancia que estas elecciones guardan como posible solución a la crisis de legitimidad del gobierno interino, por lo que su postergación arriesga la estabilidad del país.
Un virus desmovilizador
Los casos citados demuestran cómo los organismos electorales y los gobiernos tienen hoy la responsabilidad de organizar procesos electorales que preserven la funcionalidad del sistema democrático, pero eviten que las elecciones incrementen la propagación del coronavirus. El temor al contagio tiene un efecto desmovilizador en el electorado, cambia la dinámica de las campañas electorales y genera nuevas presiones presupuestarias y problemas logísticos para la organización del acto electoral.
En Venezuela, el terrible deterioro de la salud pública, en todos los órdenes y en todo el país, afecta seriamente la factibilidad de cumplir un protocolo eficaz para unas elecciones seguras desde el punto de vista sanitario. Corresponde al Gobierno Nacional y autoridades electorales, responder por las condiciones mínimas necesarias, que permitan, en medio de la tendencia expansiva de la pandemia, garantizar a los ciudadanos la seguridad necesaria para participar en la campaña y ejercer su derecho al sufragio, sin que éste se convierta en factor adicional de contagio.
Nota de prensa | Red de Observación Electoral de la Asamblea de Educación