Desde que inició el movimiento por los derechos de las mujeres en 1848, cuando Elizabeth Cady Stanton y Lucretia Mott alzaron su voz en favor de la igualdad de género durante la Convención de Seneca Falls en Nueva York, los esfuerzos por lograr equidad de derechos, oportunidades y libertad no ha parado. “Sostenemos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres y las mujeres son creados iguales”, declararon en aquel momento. 

Desde las sufragistas que desafiaron la opresión, la desigualdad y la exclusión, hasta las activistas digitales que, en 2017, impulsaron el movimiento #MeToo para visibilizar patrones de abuso y exigir rendición de cuentas, cada generación ha desempeñado un papel fundamental.

Gracias a la organización, protestas y exigencias del movimiento feminista, las mujeres han logrado expandir límites, derribar barreras y resistir los intentos del sistema patriarcal de retroceder en sus derechos y autonomía.

Desde 1995, se alcanzaron avances como la paridad en la educación de las niñas, se redujo en una tercera parte la mortalidad materna y la representación femenina en los parlamentos se duplicó. 

Asimismo, el marco legal sigue transformándose, con 1.531 reformas aprobadas en 189 países y territorios entre 1995 y 2024 para eliminar leyes discriminatorias.

Según la Unesco, el Día Internacional de la Mujer no solo es una fecha para celebrar estos avances, sino también una oportunidad para reflexionar sobre los desafíos pendientes y redoblar esfuerzos hacia una igualdad de género real y sostenible. 

Es un día para reconocer las contribuciones de las mujeres y fortalecer la lucha colectiva por un mundo más equitativo.

De protestas laborales a movimiento global

El Día Internacional de la Mujer tiene sus raíces en los movimientos obreros de Europa y Norteamérica a principios del siglo XX. 

El primer Día Nacional de la Mujer se conmemoró en Estados Unidos el 28 de febrero de 1909, cuando el Partido Socialista de América decidió honrar a las trabajadoras textiles que, un año antes, se habían alzado en una huelga en Nueva York por sus precarias condiciones laborales.

La idea de visibilizar la lucha de las mujeres con un día en específico tomó fuerza en 1910, durante la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague, donde Clara Zetkin propuso instaurar el “Día de la Mujer Trabajadora”, que se comenzó a celebrar al año siguiente en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza.

Menos de una semana después, el 25 de marzo de 1911, se desató un voraz incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist en Nueva York, donde 146 personas, en su mayoría jóvenes trabajadoras inmigrantes, murieron al quedar atrapadas en el edificio. 

El desastre provocó reformas en la legislación laboral estadounidense y dejó en evidencia las deplorables condiciones a las que muchas mujeres estaban sometidas.

En 1917, las mujeres rusas marcaron un hito histórico cuando salieron a las calles al grito de “Pan y Paz” en una manifestación que, según el calendario juliano, ocurrió el 23 de febrero, pero que en el calendario gregoriano coincidió con el 8 de marzo. 

Su levantamiento fue clave para la Revolución de Febrero y la posterior concesión del derecho al voto femenino en Rusia.

Para 1945, la Carta de las Naciones Unidas se convierte en el primer acuerdo internacional en reafirmar el principio de igualdad entre hombres y mujeres. Tres décadas después, en 1975, la ONU conmemoró por primera vez esta fecha de manera oficial, en el marco del Año Internacional de la Mujer.

A pesar de su creciente relevancia mundial, Estados Unidos no reconoció formalmente el Día Internacional de la Mujer hasta 1994, cuando la actriz y activista polaca Beata Poźniak impulsó una petición al Congreso para establecerlo el 8 de marzo.

Con la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, la comunidad internacional da un paso trascendental en 1995. Luego, en 2011, al cumplirse el centenario de la primera celebración, nació ONU Mujeres, la entidad dedicada a promover la igualdad de género a nivel global.

En 2015, los líderes mundiales establecieron los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, donde la igualdad de género se consolidó como un pilar indispensable para el progreso global, vinculado a la economía, la salud, la educación y la paz.

Aún queda mucho por hacer 

Las cifras de ONU Mujeres evidencian que las féminas perciben entre un 60 % y un 75 % del salario que ganan los hombres por el mismo trabajo. Además, asumen entre una y tres horas más de tareas domésticas y de cuidado diariamente. 

En el ámbito educativo, su presencia en carreras vinculadas a la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas sigue siendo limitada. Solo el 3 % estudia tecnología y ciencias de la información, el 5 % matemáticas y estadística, y el 8 % ingeniería y construcción.

El informe Los derechos de las mujeres bajo examen, 30 años después de Beijing, publicado en el marco del 50.º Día Internacional de la Mujer de la ONU, advierte que en 2024 casi una cuarta parte de los gobiernos reportó retrocesos en los derechos de las mujeres.

El documento advierte que cada 10 minutos una mujer o una niña es asesinada por su pareja o un familiar; mientras que la tecnología digital y la inteligencia artificial suponen nuevos retos al promover estereotipos dañinos. A su vez, la brecha de género en el ámbito digital sigue restringiendo sus oportunidades.

En la última década, el número de mujeres y niñas que viven en zonas de conflicto aumentó un 50 % y quienes defienden los derechos de las mujeres enfrentan diariamente acoso, violencia e incluso la muerte.

También resulta alarmante que, en pleno 2024, lleguen noticias sobre que en Afganistán los talibanes ratificaron una ley que obliga a las mujeres a usar el velo para cubrirse el rostro y condena el sonido público de la voz femenina como una falta “contra la modestia”.

¿Cómo se celebra en la actualidad?

En todo el mundo, millones de mujeres y hombres se suman a las manifestaciones por el Día de la Mujer, las cuales varían desde protestas hasta eventos de carácter más recreativo como carreras benéficas. 

En Europa del Este las mujeres suelen recibir flores y, en ocasiones, incluso el día libre en sus trabajos, un gesto que, aunque bien intencionado, a menudo es percibido como un acto simbólico. 

El Día de la Mujer es feriado en más de 20 naciones, entre ellas Burkina Faso, Ucrania, Rusia y Cuba, la única en América.

Por otro lado, empresas y vendedores online aprovechan para vender productos con temática del 8M, como ropa, tarjetas, bolsas, e incluso artículos de repostería decorados con el color morado, tradicionalmente asociado a la lucha feminista. 

Sin embargo, la comercialización del Día de la Mujer es vista por muchos como una estrategia de marketing que diluye el significado profundo de la jornada y desvía la atención de las demandas. 

Uso del morado en el 8M 

El color morado es un símbolo poderoso de la lucha feminista y su elección tiene varias leyendas y explicaciones históricas. Una de las versiones más conocidas está vinculada al incendio ocurrido en la fábrica de Nueva York. 

Se dice que las telas con las que trabajaban las obreras eran de color violeta, o que el humo que salía de la fábrica tenía ese tono. 

Otra interpretación proviene de las sufragistas, quienes en el movimiento por el derecho al voto en el siglo XX adoptaron el color morado, junto con el blanco y el verde. 

Emmeline Pethick-Lawrence, pionera feminista y editora de la revista Votes for Women, explicó que el morado representaba la sangre real que corría por las venas de las mujeres que luchaban por su derecho a votar. 

Este color, también asociado con la realeza, simbolizaba la dignidad y la libertad. Mientras tanto, el blanco representaba la honradez y el verde, la esperanza de un futuro mejor.

La interpretación más simplista sugiere que se eligió porque se obtiene de la mezcla del azul y el rosa, colores asociados a cada uno de los géneros. 

Sigue todas nuestras entrevistas y la información que se produce desde las regiones uniéndote a nuestros canales de TelegramWhatsApp y descarga nuestra APP.