Este martes 15 de febrero docentes y trabajadores de los centros de salud de la zona norte de Anzoátegui protagonizaron una protesta frente al ambulatorio Alí Romero de la ciudad de Barcelona.
«La miseria que estamos viviendo los trabajadores públicos en el estado Anzoátegui realmente es calamitosa. Los educadores al igual que los trabajadores del sector salud estamos muriendo, no solamente de hambre, sino también de asistencia médica», dijo Maira Marín, presidenta del Sindicato Venezolano de Maestros en la región.
La docente manifestó que «no existe distinción de edad, tanto activos como jubilados están pasando por la más profunda miseria nunca antes vivida en la historia».
En medio de la protesta Marín enfatizó la dura realidad que enfrentan los profesionales de la educación al recibir apenas 3 bolívares por concepto de cesta ticket, a lo que se le suma no contar con un salario que permita cubrir necesidades primarias como lo son la alimentación, medicinas y transporte, entre otras.
Para los trabajadores de los centros de salud de Anzoátegui, el artículo 91 de la constitución nacional vigente quedó en letra muerta. El mismo establece que «todo trabajador o trabajadora tiene derecho a un salario suficiente que le permita vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas».
Edison Hernández, Coordinador General del Movimiento de los Trabajadores de la Salud de Anzoátegui, rechazó que un trabajador del Hospital Razetti tenga que sobrevivir y mantener a su familia con una quincena de 20 bolívares, esto además de no contar con un seguro HCM ni mucho menos seguro funerario.
«Exigimos que se active el artículo 91, queremos salarios acordes a la canasta básica. Exigimos que los ambulatorios y hospitales de Anzoátegui sean dotados verdaderamente y no hagan un show mediático con 10 cajas de solución fisiológica», sentenció Hernández.
Vulnerables ante la pandemia
De acuerdo con el sindicalistas en estos dos primeros meses del año más de 300 trabajadores han padecido cuadros gripales severos asociados a las variantes de la COVI-19, contabilizando 6 fallecimientos de personas por no contar con equipos para la prevención ni recursos para el tratamiento.
