En la frontera de Apure unos van alegres y otros van rogando poder viajar para llegar a sus destinos.
Familias enteras pernoctan en las adyacencias de la plaza Bolívar de Guasdualito hasta por 3 días tratando de poder viajar. No hay terminal de pasajeros. Las condiciones en las que duermen estas personas son precarias, a la intemperie.
Permanecen en las calles, en las aceras, en el piso. Con los niños a cuestas. Y los rincones oscuros se convierten en baños públicos.
Isabel, quien amamanta a su bebé sentada en una acera. Cumple 12 horas esperando viajar hasta Barinas. «Dicen que no hay gasoil…esto es horrible, los niños están en la grama llorando, están pasando hambre», relata la mujer.
La capital del municipio fronterizo de Páez en el estado Apure no cuenta un terminal de pasajeros «decente». Al respecto, Isabel cuenta que «las palabras se las llevó el viento…desde que están diciendo que van a construir un terminal y nada».
La frontera del alto Apure se ha convertido en una entrada y salida de venezolanos. Cada día que transcurre es más evidente la movilidad humana.
Ciudadanos de este eje fronterizo de Apure con Arauca exigen que se les garanticen sus derechos ya que son vulnerados a diario por la paupérrima condición que atraviesan para poder viajar.
Texto y foto: Isaura Ramos/radio Fe y Alegría Noticias