El aprendizaje de niños, niñas y adolescentes en los tiempos que vivimos se ha convertido en todo un proceso transformador: luego de haberse superado la época de cuarentena, se ha dado un giro en la orientación de los métodos de enseñanzas, que se trasladaron desde los salones de clases hasta los hogares.
En la zona sur de Anzoátegui, a la familia Castañeda Méndez, integrada por dos niños de siete y tres años, además de un hermano mayor de 16 año, les ha tocado modificar su rutina diaria para poder inculcar a los más pequeños el sentido de responsabilidad.
Enyerbert Castañeda, padre de los infantes, cree que la cuarentena dejó una enseñanza sobre cómo puede haber un mejor desenvolvimiento de la educación.
“Complicado al comienzo y sobre todo el cambio de sus maestros por sus padres, que no puede ser igual. El ser maestro fue un proceso complicado”, comentó Castañeda.
Agregó que hay que insistir hasta lograr que sus hijos se amolden a esta nueva manera de impartir el conocimiento.
Por su parte, Jésica Méndez, madre de las pequeñas, comentó la importancia de inculcarles la responsabilidad a los estudiantes. Agregó que se guían por los lineamientos del profesor, organizándose para que puedan hacer las tareas.
Indicó que ajustan los tiempos para que puedan cumplir con la responsabilidad
“Nos organizamos casi siempre en la tarde. Buscamos espacios para que se hagan las tareas. Ya sea en las tardes o fines de semana, trato de inculcar la disciplina y responsabilidad de sus estudios”, dijo.
Aunque los padres se esfuerzan, coinciden en que la preparación que ellos pueden dar, jamás superará el trabajo de los docentes, así como tampoco el contacto social con los compañeros de estudios. Alegan que se apoyan en la en la tecnología para obtener información y luego transmitírsela a sus hijos.
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