El video de Alexeiev Ramos conmueve de principio a fin. De factura impecable, combina con precisión de artista iluminado, música e imágenes moviéndonos al territorio de la ternura.
Es un acto reflejo, la fibra que tejen con pasión las mujeres Warao en la producción audiovisual, hace vibrar la fibra que nos constituye de cuerpo entero, alegrando el corazón.
Las cuerdas que nacen de la palma de moriche son como tendones del tejido corporal haciendo las veces de instrumento musical, en sutil armonía bajo nuestra piel.
Una excelente forma de resumir un proceso incubado durante 20.000 años, cuya finalidad es de regocijo visual, para quien tenga la dicha de verlo.
Del árbol de la vida -moriche- nace la plenitud que enmarca la existencia de la “gente del agua” y le da esa particularidad tan propia, de las culturas destinadas a prevalecer y permanecer.
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