“Mi tiempo aquí es limitado, vivan, no sabemos el día ni la hora, ni el momento en que nos vamos, vivan…”, manifestó en un Reel premonitorio el 2 de enero.
El más visibilizado de los rostros inmersos en el naufragio del 20 de febrero, era de una fotogenia absoluta. Casi pura como la naturaleza virgen, se convirtió en emblema de la búsqueda.
Procedente de Marabal de Irapa, estado Sucre, Korina del Valle Marín Hernández de 30 años, grabó un bonito TikTok en la Barra, cuatro días antes de zarpar.
Irradiaba dicha, sintiéndose dueña del mundo. Nuevas oportunidades se avecinaban y quería disfrutarlas a plenitud.
De padre sucrense y madre margariteña, su maruto pertenecía al oriente del país, a donde las aguas la llevaron de regreso.
Con un niño de 4 años y un arraigado sentido de libertad e independencia, iba a acompañar una prima en Trinidad, apoyándola en su emprendimiento.
Pretendia progresar para llevar su hijo consigo y darle un mejor futuro, así lo manifestó a los seres queridos.
Dulce y cariñosa, con un aura indiscutible de inocencia, residió un tiempo en República Dominicana, donde le fue bien, añorando siempre retornar a Venezuela, lo que hizo apenas pudo.
Los familiares reclaman la humanidad yacente para darle cristiana sepultura en su tierra natal. Seguro lo lograrán.
En la imagen que ilustra la nota de prensa mira las estrellas, hoy es ya, una de ellas.
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