El día a día y las ganas de seguir adelante

93
Foto: Norma González

En estos tiempos de pandemia, ganarse 100 mil bolívares o dos mil pesos colombianos es un gran logro.

Misael Barros, de 27 años de edad, es de piel morena y mide unos 1,40 metros de estatura. Se pone la tarea de vivir el día día como carruchero, de los que se dedican a hacer carreras a pasajeros que van a los mercados; incluso hasta agua llevan en este medio de transporte que circulan en la comunidad de Guarero, al norte de Paraguaipoa en la Guajira del estado Zulia.

Ellos pintan las razones y posibilidades de un trabajo digno. Ellos sobreviven gracias a esta fuente de trabajo como muestra de firmeza y paciencia de la que se tienen que valer para terminar su jornada cada día.

Con el pasar del tiempo, los carrucheros comenzaron a cambiar sus rutas debido a la llegada de la pandemia por la COVID-19 que agudizó el acceso al dinero en efectivo, dejando a muchos con las manos en la cabeza pero otros siguieron su camino sin importar los obstáculos.

Con la piel curtida por el viento y el inclemente sol de la Guajira y con una mirada de paciencia, a Misael le tocó pedalear aproximadamente 20 kilómetros de carretera desde el mercado de Los Filuos hasta Maicao, en Colombia, para vender material de reciclaje.

Radio Fe y Alegría Noticias recorrió y conoció de cerca la historia de estos hombres que se apoderaron de la Troncal del Caribe

«Tengo ocho años trabajando como carruchero. Antes hacía viajes cortos con pasajero pero con esta cuarenta, ya nadie quiere subir en el ciclo-taxi. Ahora llevo plásticos, chatarra, para vender en Maicao», contó Misael.

Madrugar para poder pasar

Misael agregó que suele salir muy temprano para evadir las alcabalas móviles de la Guardia o el Ejército, ya que muchas veces «no nos permiten seguir nuestra ruta por las medidas de la cuarentena». Son obstáculos que evaden hasta llegar al vecino país.

Foto: Norma González

«Nosotros vamos a seguir trabajando. Igualmente les digo a mis compañero que salgamos adelante, nada es imposible. Nosotros vamos salir hasta que se estabilice la problemática de nuestro país», señaló el joven que lleva en su mochila una arepa con caraotas y chicha en un envase plástico para hidratarse en el largo camino

“A mí me gusta lo que hago. Tengo diez años trabajando como carruchero, me la paso todo el día en Paraguachón esperando un pasajero», agregó. Relató a Radio Fe y Alegría Noticias que le dan entre mil y dos mil pesos colombianos «y con esto me compro azúcar para llevar a casa para preparar la chicha».

Para José González, de 59 años de edad, hay días buenos y días malos «para los que salimos a trabaja a diario pero yo no me quejo si me dan un arroz o azúcar. Lo importante es llegar con algo en la mano».

Siempre agradecer

En el camino hacia Praguachón hay una variedad de personalidades que, a pesar de pasar un mal día, no se rinden y esperan el mejor momento para encontrar un pasajero y así ganarse algo para su bolsillo.

Con una reflexión positiva estos dos hombres siguen su camino recordándoles a sus compañeros y otros vendedores ambulantes que salen a trabajar el día a día, «salir con la frente en alto y no regresar derrotados».

Los invitan a «agradecer por un peso (colombiano) que cae en sus manos o un artículo de la cesta básica para llevar a casa ya que esto es un logro en medio de tantas dificultades».

Cualquiera puede decir palabras que les roben el espíritu a los demás, por lo que reflexionaron con que deben «tener cuidado con lo que decimos, pero sobre todo con lo que escuchamos. Solo trabajando saldremos adelante».

Por Norma González | Radio Fe y Alegría Noticias