El pemón Alvin Flores y su estadía en el retén de Tucupita (I)

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Foto: Radio Fe y Alegría Noticias.

Alvin Flores, es un pemón que vivió en carne propia el proceso de transformación en el retén policial de Guasina en Tucupita, Delta Amacuro: el centro de reclusión pasó de estar bajo el mando del pranato a estar bajo el estricto control policial, luego de un proceso complejo.

El retén policial de Guasina, llamado oficialmente Centro de Retención y Resguardo Policial de Guasina, estuvo al igual que las otras cárceles del país durante décadas bajo el control de los pranes.

El Instituto Radiofónico Fe y Alegría fue parte de este proceso de cambio, pues acompañó todo el proceso con la labor de inclusión educativa a los privados de libertad: pese a la complejidad de la vida carcelaria, abrió un centro de educación del cual formó parte un grupo importante de privados de libertad, entre ellos, Alvin Flores, quien contó su historia para Radio Fe y Alegría Noticias.

Fe y Alegría ya ha egresado a estudiantes que estando privados de libertad decidieron darle continuidad a sus estudios. Muchos de los alumnos, no solo continuaron sino que conocieron allí las primeras letras, porque nunca habían asistido a un aula de clases.

El pemón

El “pemón”, así llamaban los internos en el retén de Guasina a Alvin por su origen étnico; lo llamaban, porque ya goza de plena libertad.

El señor de 35 años de edad ha renacido, desea hacer el bien para el agrado de Dios y porque quiere ser mejor persona.

Es nativo de Chirikayen, de la Gran Sabana, en el estado Bolívar. Conoció al Delta no por gusto, sino para pagar una condena que según él fue por estar en el lugar equivocado.

Por razones institucionales llegó a parar al retén de Guasina en el 2015, un lugar que ni siquiera había escuchado. Todavía camina las calles de Tucupita acompañado por desconocerlas.

Con él llegó también uno de sus hermanos, todavía privado de libertad. Los dos fueron sentenciados por el delito de homicidio.

En su estadía le tocó convivir con los pranes de turno, de quienes no guarda los mejores recuerdos. Fueron días de muchos disturbios.

“El que se portaba bien, le iba bien”

Él, en su timidez, confiesa haberse portado bien. Evitaba en lo posible verse involucrado en cualquier trifulca.

Luego de cinco años y siete meses después de haber caído preso, él solo agradece a Dios por estar libre. Insiste en que el Señor jamás lo dejó solo.

“Cuando llegó el gobierno todo quedó tranquilo”

Las fuerzas policiales tomaron el control de este centro penitenciario desde hace dos años. Desde la inexistencia de un líder o pran, todo mejoró, de acuerdo a Alvin.

“Todo quedó tranquilo cuando llegó el gobierno. Juegan futbolito, básquet, béisbol, trabajan como en soldaduras. Todo está tranquilito, todo normal”, comentó.

El señor Flores desea que este centro continúe así. Además, confía en que su hermano saldrá libre también en los próximos días.

Alvin tiene tres hijos. Desea verlos. Ahora mismo su familia está gestionando su regreso. Más temprano que tarde podrá reencontrase con los seres que ha extrañado en todos estos años.

Al llegar allá, espera trabajar honradamente en el trabajo de campo. “Trabajaré en mi conuco, voy a pescar, quiero sustentar a mi mamá”.

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