El pesebre cobró vida en Nueva Esparta

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Pesebre viviente escuela
Cortesía

Los chamos y las chamas de la escuela María Luisa Tubores Coello de Fe y Alegría, en La Sabanita 3 del municipio Marcano de Nueva Esparta, le dieron vida a las escenas del pesebre para rememorar el nacimiento del Niño Jesús.

La profesora Belkys Valencia contó a Radio Fe y Alegría Noticias que este pesebre viviente lo escenifican desde 2006 cuando se fundó la escuela. «Ha sido como un ícono no solo para nosotros sino también para la comunidad», resaltó.

Confesó que en el 2020 «lo hicimos con miedo por la pandemia. Este año estábamos casi en la misma condición pero nos decidimos y por eso se llama ‘Nuestro Nacimiento en Tiempos de Pandemia'».

Los héroes del pesebre/Cortesía

En las escenas se observan a los niños con sus tapabocas. Valencia explicó que «el saludo lo hacen con los puñitos. Quisimos llevarlo de esa forma pero que no perdiera nuestra tradición y la costumbre».

Pero los niños no solo tuvieron que desafiar los rigores de la pandemia sino que también tuvieron que sortear el mal tiempo. «Ellos esperaron a que escampara un poco, porque estaba lloviendo, y luego fueron hasta la escuela e hicimos el pesebre», dijo.

La escuela de Fe y Alegría María Luisa Tubores Coello, que atiende a 147 estudiantes, no solo se destaca por la puesta en escena del pesebre viviente. «También hacemos el parrandón, vivimos el Adviento durante todo este tiempo, y como escuela católica lo hemos venido afianzando en el corazón de los niños y de esa comunidad», refierió la maestra.

¿Cómo «armaron» este pesebre viviente?

La profesora Belkys apuntó que contaron con la valiosa participación de las familias en la elaboración de los trajes de los niños. «Todos los años le vamos incorporando cosas nuevas y cuando se hace el decorado, los padres llevan las palmas. Es un proceso sumamente hermoso».

Este año, debido a la lluvia, no pudieron tener a un recién nacido de verdad como en años anteriores. «No quisimos arriesgarnos pero los niños fueron muy creativos y la niña que hizo de María hacía gestos como si tuviera al niño en sus brazos. Todo eso lo vivimos en la escuela».

La comunidad de La Sabanita también se «implica» en este tipo de actividades. «La mayoría de las personas acá son pescadores, viven de eso y el día en que no pescan se pueden imaginar lo que pasa. Sin embargo, las ganas de realizar las actividades y la necesidad que tienen los niños de su escuela», junto a la colaboración de los padres, «hacen que los verdaderos héroes de esta historia son esos niños».

Para la maestra Valencia hacer un pesebre viviente en medio de estas circunstancias es comunicar «un mensaje de esperanza, de alegría y lo más importante es que sí se puede. Nosotros sabemos que el futuro de este país y de este estado está en esos niños».

Y como Fe y Alegría, Valencia destacó que «la formación que le estamos dando no es solo enseñarles a escribir, a leer, a sumar y a restar, sino que lo más importante son esos valores que nosotros le vamos inculcando y que los hace crecer».

Los chamos de la María Luisa Tubores Coello pertenecen a la misma comunidad. Todos llegan caminando porque viven cerca. La comunidad educativa se ha organizado para mantener «la atención híbrida, a distancia y presencial», cuenta la maestra al tiempo que con emoción enfatiza que «lo estamos logrando».

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