«Los muchachos de hoy en día viven inventando cada vaina». Así se expresaba una abuela cuando se enteró que un compañero de estudios de su nieto salió con una fractura en la cabeza al caerse estrepitosamente.
El adolescente participaba junto con otros en el denominado juego «rompe cráneos» o «toqui toqui. La «dinámica», que también se ha hecho viral en algunos planteles educativos de Venezuela, ha dejado a más de uno con severas lesiones físicas.
Extraoficialmente se maneja la información de un adolescente muerto en estas circunstancias.
El supuesto juego consiste en que uno de los tres participantes se coloca en el medio de los otros dos. Y estos buscan propiciar su caída al piso metiéndole zancadillas. El reto para «el jugador» es no caerse. Pero casi nunca lo logra.
Oscar Misle, representante de los Centros Comunitarios de Aprendizaje, CECODAP, en entrevista exclusiva a radio Fe y Alegría Noticias, aclaraba en primer término que a esta agresión física entre los jóvenes «no puede llamarse juego».
En segundo lugar, con cierto drama real, señalaba tajantemente que la violencia «ya está llegando a los espacios de recreación y divertirse de esta manera es una falta grave».
Misle se preguntaba si los adolescentes tienen conciencia de los daños que pueden causarse con esta acción. Y el alerta lo pone porque «una agresión de este tipo, con severos daños físicos, supone una responsabilidad penal» contemplada en la Ley Orgánica de Protección al Niño, Niña y Adolescente.
¿Y la educación emocional?
Para el también educador el problema es dramático. Cuestiona severamente a la educación venezolana. Por eso interpela al manifestar su inconformidad «sobre la educación emocional en las escuelas…no solo se trata de reconocer las emociones sino de saberlas manejar».
Por eso se atreve a recomendar procesos pedagógicos que conlleven «a preguntarnos cómo estamos manejando nuestras relaciones…qué pasa cuando en nuestras relaciones nos manejamos con violencia».
Alertó también sobre la prevención que hay que tener en los espacios educativos para los momentos de recreación de niños y jóvenes. «Tenemos que preguntarnos cuál es el rol que estamos jugando en las escuelas…porque estas prácticas se están grabando y luego se hacen virales por las redes sociales».
Respeto, empatía, compasión son valores que deben predominar
El representante de CECODAP indica que en la interacción diaria entre los muchachos hay que empeñarse en promover los valores «de la empatía, el respeto y la compasión» para que las relaciones personales entre ellos mismos y con los adultos sean realmente humanizadoras.
Pero este tipo de «juegos» han existido desde siempre entre los adolescentes, advierte Misle. Recordaba el famoso juego de quitarle la silla a uno del grupo que giraba alrededor de la misma.
«Lo que pasa ahora es que como existe la posibilidad de hacerse viral el joven siente que obtiene una especie de reconocimiento social a través de los likes que le dan o con los comentarios que otros hacen o con la cantidad de seguidores que puede aumentar en las redes sociales».
Comunicación permanente
Sugiere a los padres estar atentos a los juegos de sus hijos con sus hermanos, con los vecinos, con los compañeros de clases «para mirar la capacidad que pueda tener el muchacho para medir las consecuencias que el juego pueda dejar».
En el listado de recomendaciones a las familias agrega la importancia de «la conversación con los chamos para que tengan conciencia de los peligros y riesgos no solamente para la víctima sino para los ejecutores de la acción en materia legal».
Añade la idea de crear espacios en los ambientes familiares y educativos «para ver qué piensan de lo que está sucediendo…escuchando incluso sus propios testimonios personales».
Para un correcto abordaje de estos espacios Misle recomienda «no juzgarlos para que se sientan escuchados, comprendidos y luego compartir las orientaciones respectivas». Por eso exhorta a los adultos a propiciar una comunicación permanente «con los jóvenes».
A raíz de estos alertas en varias instituciones educativas del país han sido los propios chamos que han creado foros de reflexión con sus propios compañeros. Comparten igualmente videos elaborados por ellos mismos en los cuales muestran los efectos nocivos de estos «juegos».
Escuche la entrevista completa: