El trabajo de Josiah K’Okal y los Misioneros de la Consolata

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Foto: Cortesía.

Los Misioneros de la Consolata es una congregación católica que está integrada por sacerdotes religiosos y laicos comprometidos con la causa de los sectores más vulnerables.

Sus orígenes están en Italia, pero su presente y futuro están en cada rincón del planeta, como en el estado Delta Amacuro, en Venezuela. Pero, ¿cuál es el trabajo que llevan a cabo más allá de las misas y por qué ha conmocionado tanto a los indígenas waraos la muerte del padre Josiah K’Okal?

La respuesta de las comunidades ha sido: la cercanía a sus realidades sociales y la búsqueda de soluciones entre todos, desde una visión evangelizadora.

Actualmente están presentes en diferentes comunidades indígenas, pero con dos principales centros de atención: una en Tucupita y otra en Nabasanuka, selva del estado Delta Amacuro.

Efrennis Chirinos, miembro de la congregación Misioneros de la Consolata, detalló que uno de los trabajos significativos que lleva a cabo este equipo junto a las comunidades es la entrega de alimentos preparados a los waraos en situación de abandono que pernoctan en las calles de Tucupita, o en comunidades como Los Pinos y el vertedero de basura.

El mismo programa atiende metódicamente con alimentos a las familias con menos ingresos monetarios y entre las personas enfermas, en las localidades donde tienen presencia.

Formación para la vida

Esta congregación también lleva a cabo un sistema de formación integral que complementa los conocimientos del sistema educativo actual en todos los niveles.

Así, niños, jóvenes y adultos, cuentan durante todo el año con talleres, cursos y diplomados en temáticas que son sugeridos por los mismos waraos, para complementar los estudios académicos del sistema regular educativo.

Solo en Tucupita esta congregación atiende a 13 comunidades indígenas de la etnia warao. Allí no solo celebran la palabra de Dios, sino que buscan materializarla con aportes significativos en cuanto a salud, alimentación y formación, con el apoyo de otras organizaciones de la Iglesia Católica.

Manos a la obra

Otro de los trabajos que sigue siendo importantes para esta congregación es la capacitación en costura a través de un proyecto denominado “Costurero Misionero”, a donde asisten hombres y mujeres que buscan ayudar a otras personas con prendas de vestir. Esta labor se ha mantenido desde hace dos años.

“El fin concreto de esto es que las mujeres o los hombres que se quieran sumar, puedan elaborar ropitas para los que no tienen”.

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