Clasificarse a unos Juegos Olímpicos no es nada fácil, el esfuerzo mayúsculo y la disciplina va más allá de los que muchos creen, cuando a eso le agregas los obstáculos de vivir en Venezuela parecería casi imposible, a pesar de ello son 43 los clasificados. Pero hay uno en especial que resalta sobre el resto: Eldric Sella.
El boxeador será el único venezolano y latinoamericano en competir en la máxima justa en condición de refugiado. Actualmente reside en Trinidad y Tobago desde el 2018, no por ello dejó de pensar y de trabajar en hacer realidad su sueño de participar en los Juegos y colgarse una medalla de oro en su cuello. Lo primero ya lo consiguió. Es un atleta olímpico.
¿Quién es Eldric Sella?
El caraqueño creció en El 23 de Enero y boxea desde los nueve años. Antes de que culminase la primaria ya habían pasado varios sueños por su cabeza. Beisbolista, bombero, cantante y hasta espía. Pero hubo uno que siempre estuvo en su mente. Ser boxeador.
A Eldric también le gusta mucho escribir y en su blog personal cuenta que la principal razón para practicar esta disciplina fue la de defenderse de los niños que lo molestaban cuando era pequeño y aunque con el tiempo se volvió un experto, nunca buscó venganza.
En 2012, a la edad de 15 años, logró el primer lugar en el campeonato nacional de su categoría, “ha sido uno de los logros más emocionantes que he tenido” dice. A los 18 años entró a la selección nacional, en la cual duró muy poco.
Eldric decide salir de Venezuela
De joven se formó en la escuela de boxeo Alfonso Blanco del sector La Cañada donde fue entrenado por Andrés Montañes. En una entrevista con el diario El País dijo, “Eldric es un joven que captó todo lo que traté de enseñarle en la técnica del boxeo amateur”.
No logró retenerlo en Venezuela y hace tres años huyó de la inseguridad, hiperflación y crisis sanitaria de Venezuela. Junto a su novia viajó en Trinidad y Tobago y solo un año después obtuvo el estatus para estar legal en el país. “En diciembre del año 2020 y después de un largo proceso fui seleccionado para una beca por parte del Comité Olímpico Internacional para ser parte del programa de atletas refugiados”.
Rendirse no era una opción.
“La oportunidad está allí en algún lugar, viéndote, esperando el momento ideal para aparecerse. Y tú tienes que estar listo para cuando eso suceda”. Nunca perdió las esperanzas. La oportunidad lo encontró.
Trabajaba para comer y pagar la renta. Entrenaba cuando tenía tiempo. “El camino se había hecho más largo pero el objetivo seguía siendo el mismo”. La historia del púgil criollo parece toda una película motivacional.
Atletas refugiados en Tokio 2020
Por segunda edición consecutiva los Juegos tendrán la presencia de participantes refugiados. En Río 2016 contaron con 10 atletas, en esta oportunidad el número aumentó a 29.
Entre los requerimientos para participar se encuentran: el nivel deportivo, que implica el cumplimiento de marcas mínima y calidad de refugiado verificado por la Naciones Unidas que no es más que el procedimiento fundamental para que las personas refugiadas puedan disfrutar de sus derechos.
En esta oportunidad, nueve atletas son de Siria, cinco proceden de Irán, cuatro de Sudán del Sur y tres de Afganistán, mientras que otros son de otras zonas en conflicto en Irak, Camerún, la República del Congo, la República Democrática del Congo y Eritrea.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados envió un mensaje a los atletas horas antes del desfile inaugural: «…Están aquí por su determinación, perseverancia y convicción. Están aquí para competir con lo mejor de lo mejor.»
El equipo de refugiados competirá bajo la bandera olímpica y tuvo el privilegio en la ceremonia de apertura marchar antes de la representación local. Y si se preguntan qué himno sonará cuando alguno de estos atletas gane el oro será el mismo que el de los Juegos Olímpicos ondeando la bandera de los cinco anillos.