Desde el sector Libertador, en Maturín estado Monagas, los vecinos denunciaron a Radio Fe y Alegría Noticias las deficiencias en materia de gas doméstico, aseo urbano y principalmente agua potable.
Rubén Maitaz, un vecino de esta comunidad, afirmó que sufren mucho por el problema de agua que “estuvo 22 días sin venir, llegó el sábado como a las 7 de la noche y ya el domingo se volvió a ir”.
“Ya es normal que se vaya de 20 a 20 días. Menos mal que a una vecina por aquí cerca le llega y ahí aprovechamos. Pero hay otros que tienen que caminar hasta 10 cuadras para carretear agua porque no les llega. Porque arreglaron una bomba, pero cuando la pusieron a funcionar no sé por qué, nos quitaron el agua a otros», comentó.
Senaida Orozco, otra habitante de la comunidad, comentó que debido a la falta de agua, cada 3 días le tiene que pagar a un muchacho para que le cargue hasta su casa.
«Desde que comenzó este año tenemos ese problema del agua que llega cada 15 o 20 días. Mi esposo y yo no podemos esperar a que venga porque aquí a nuestros nietos. Así que cada 3 días tenemos que estarle pagando a un muchacho que tiene una carretilla, 20 bolívares para que nos cargue 2 tambores de agua desde la otra calle”, explicó.
Sin aseo
Sobre el aseo, Rubén dijo que «no pasa por aquí” y que no sabría decir desde cuando dejó de pasar. “Así que el que tiene su carretica sube la basura hasta la avenida y los que no, la tiramos hacia un barranco que hay por aquí cerca”.
«En cuanto al aseo, uno tiene que estar pendiente de ir amontonando para sacarlo hasta la avenida, porque por aquí no pasa; y si: es algo feo, pero ¿cómo hacemos? Esa basura no la podemos tener en las casas; nos enfermamos», expresó Orozco.
«¿Cómo hacen los que no tienen quien les ayude?»
Al consultar sobre la economía en el hogar, Ramírez afirmó que en su caso tienen suerte porque, aunque él y su esposa son jubilados, dependen de la ayuda económica que les mandan sus hijos en el exterior.
“Yo estuve 35 años manejando una ambulancia para el sector salud y la pensión de 7 bolívares que nos dan obviamente no alcanza para comer. Menos mal mis hijos se fueron para Perú y nos mandan. Nos da tristeza que estén lejos, pero eso es una ayuda para nosotros. Porque imagínese, ¿cómo hacen los que no tienen que les ayude? Tienen que salir a la calle todos los días a ver qué consiguen para poder llevarse un pan a la boca”.