El barrio La Esperanza, ubicado en El Nula, está sumergido en charcos, productos de las lluvias de junio que han perdurado por días.
Las calles están convertidos en verdaderos potreros, pues ni un solo trabajo de asfalto ha visto este sector en años.
Esta comunidad, que fue fundada en el año 1999, hoy cuenta con 263 familias que, entre otras cosas, no reciben beneficios alimentarios por el gobierno desde el mes de enero; por ello, a todos los que aquí viven, les toca sobrevivir de economía informal y del día a día para llevar las comidas hasta sus hogares.
Por otra parte, la Esperanza, que forma parte de los sectores de la zona dónde las calles son de piedras, con la única excepción de la principal donde está el cementerio Municipal, cuenta con una cancha múltiple en condiciones paupérrimas, mientras a los alrededores, la maleza la cubre con aguas empozadas, peligrosas en tiempos de dengue y virosis fuertes.
El martirio del gas
Aunque en este barrio existen dos distribuidoras de gas doméstico, en la actualidad la gente sigue comprando revendido, como la señora Ernestina Caro, quien le tocó pagar 22 mil pesos colombianos por una bombona de 10kg, lo que equivale aproximadamente 6 dólares.
Para ella, esto es un sacrificio enorme pues esta señora vive en un humilde ranchito y tiene 64 años de edad.