En transporte «prestado» llegó la educación a la zona rural de Lara

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Foto: Fe y Alegría

“Fe y Alegría comienza donde termina el asfalto (…)» pronunció una vez su fundador, el SJ José María Velaz.

65 años después, esa frase sigue tomando protagonismo para explicar cómo hicieron en algunas regiones del país para poder llegar a los cientos de alumnos que tuvieron que cambiar el salón de clases por la sala de la casa, las maestras por una mamá o un papá poco preparados para convertirse en la nueva escuela.

En el municipio Morán del estado Lara, específicamente en la localidad de Guarico, Fe y Alegría tiene una red de escuelas campesinas integrada por 14 centros educativos ubicados en caseríos muy alejados. Algunos quedan a dos horas de camino de la oficina central de la zona.

Guarico está ubicado a 1.080 metros sobre el nivel del mar y su clima es tropical lluvioso de montaña. Sin embargo, las comunicaciones son casi inexistentes en esta parroquia de clima fresco durante casi todo el año.

«Los maestros estaban desconectados», narró el director del Programa Escuela de Fe y Alegría para la zona Lara-Llanos, Alexis Moreno.

Fue allí, con la llegada de la pandemia por la COVID-19 y la cuarentena social en el país, que los maestros tuvieron que armarse de audacia e ingenio, tal y como lo expresó el director general, SJ Manuel Aristorena en su comunicado de esta semana.

«El único camino que consiguió la escuela era enviar por escrito unas orientaciones, unas guías de trabajo; las metían en un sobre con el nombre del maestro, se lo entregaban a cualquier persona que iba en su carro rústico llevando comida o café y oraban para que ese sobre llegara a los maestros», contó para Radio Fe y Alegría Noticias.

«Era una parte de acción nuestra pero confiados en que Dios pondría el resto porque no teníamos contacto sino a través de orientaciones físicas a los maestros y aún así las fueron recibiendo de a poco», agrega.

Fue así como en transportes «prestados» y confiando «en la voluntad de terceros, de gente de buena fe que estaba dispuesta a llevar un sobre y entregarlo, sin conocer a quien», que pudieron culminar el año escolar los niños, niñas y adolescentes de esta zona cafetalera por excelencia en el estado Lara.

El logro local

Alexis Moreno, quien coordina el Programa Escuela en los estados Lara, Portuguesa y Barinas, señala que en la entidad musical del país pudieron atender al 88% de los alumnos de Fe y Alegría. Esto está 7 puntos por encima del promedio nacional.

«Afortunadamente el estado Lara tuvo condiciones más estables que otras regiones del país que tuvieron mayores dificultades de acceso a los alumnos», indicó.

Pero el 12% restante «fue atendido bajo una modalidad de nivelación para lograr que todos pudiesen ser abordados».

En cuanto al personal que se activó para lograr esto, Moreno se hincha de emoción al asegurar que «más o menos el 95% de nuestros actores educativos vino en respuesta» al plan de emergencia implementado por Fe y Alegría.

El 5% restante, explicó, «fue por dificultades particulares, pero toda Fe y Alegría se movilizó».

«Las grandes dificultades tienen que ver con temas tecnológicos, de falta de acceso a Internet, a teléfonos y medios de comunicación para que nuestros muchachos pudieran educarse», manifestó.

Para él, «Fe y Alegría es una expresión de muchas voluntades, no solamente de nosotros sus trabajadores y miembros, sino también de muchos actores, colaboradores, aliados que han hecho posible, ya sea aportando recursos o que se sumaron para extender los brazos de Fe y Alegría y poder llegar a todas las familias y comunidades».

El ejemplo de esos conductores y productores agrícolas de Guarico, en el estado Lara, acompaña muy bien esa frase de Alexis Moreno.

Un comunicado que se siente

Para el coordinador de Lara-Llanos, el comunicado emitido este lunes por el padre Manuel Aristorena «es bastante asertivo. Recoge muy bien lo que Fe y Alegría, como movimiento educativo, con todos sus programas y con sus centros educativos en el país, hizo».

Recordó la necesidad que sintieron el pasado 13 de marzo cuando el Ejecutivo nacional suspendió las clases presenciales en todos los niveles educativos del país. En pocos días, contó, «teníamos que convertir la escuela presencial en una alternativa distinta y eso supuso movilizar todas las voluntades posibles, desde nuestra propia dirección general hasta centros y los docentes para que nuestros niños tuvieran el derecho a la educación bajo cualquier modalidad posible».

Tanto en las escuelas suburbanas como en los internados y en la red de escuelas campesinas que tiene Fe y Alegría en el país, cada uno en su particularidad de su propio contexto, «han estado a la altura de lo que fue la respuesta rápida con una propuesta multimodal, valiéndonos de todos los recursos posibles».

Maestros sin acceso a Internet que pidieron teléfonos o señal prestados para poder comunicarse con sus alumnos y sus representantes, «que salieron con sus tapabocas a caminar las comunidades, a patear las calles de los barrios para poder tener contacto con el niño, llevar una guía, dar alguna orientación».

«El país está consciente y Fe y Alegría lo tiene muy claro: no hay condiciones para educar. Las condiciones hay que crearlas, hay que producirlas y eso supone sumar voluntades, creatividad, audacia. Convertir a todos los amigos en aliados para que nuestros muchachos tengan garantizado su derecho a la educación bajo cualquier estrategia que podamos generar como movimiento educativo», refirió.

El reto de los guaros

«Hemos aprendido de las cosas que hicimos bien y de las no tan bien porque esas experiencias hay que introducirlas a partir de septiembre», apuntó Moreno durante la entrevista.

Desde ya e inclusive, durante las vacaciones de agosto, el equipo directivo estará trabajando en diseñar condiciones para que las escuelas, «o en este caso, los representantes tengan las orientaciones y los docentes las formaciones que van a requerir, manejando todo el esquema de bioseguridad y protección para aquella persona que llega a un centro de educativo».

Un reto grande será, quizás, «mantener la cobertura a pesar de las condiciones adversas que hay. Necesitamos llegar al 100% o al menos, mantener el promedio de atención a distancia a los muchachos».

Otro gran paso que Moreno desea dar es conseguir la dotación de saldo a los teléfonos móviles de los docentes para que puedan seguir con su acompañamiento.

Y cierra con la misión más importante para lograr lo anterior: «mantener viva la llama del compromiso de los docentes a pesar de su situación socioeconómica».

Para ello, uno de los aprendizajes que les dejó este año escolar atípico es integrar y atender también a las familias como actores fundamentales que acompañan a los estudiantes.

«Las familias son sujetos de atención, eso lo entendimos y nos estamos avocando. Se trata de crear una mejor alianza escuela-familia para que el niño tenga las mejores condiciones para seguir su proceso de aprendizaje», reflexionó.