Daniela Hernández es una maestra que trabaja en la escuela Abraham Reyes, al oeste de Caracas. Específicamente donde nació Fe y Alegría en la comunidad del 23 de Enero de 1955.
Para ella, es un honor y un gran orgullo pertenecer a esta gran familia de Fe y Alegría «pero sobre todo estar en el primer colegio donde se inició esta semillita de este gran movimiento que hoy es internacional».
Además de esta educadora, se encuentran en esta «piedra fundacional» de uno de los grandes sueños del P. José María Vélaz, Abraham y Patricia, otros maestros, obreros y personal administrativo «que nos esmeramos en llevar una educación de calidad, diferente e innovadora».
Daniela cuenta que en su labor educativa «vamos allá de una simple pizarra porque avanzamos hacia lo humano».
Una educación en principios
Marielsa es otra docente que disfruta compartir en la escuela Abraham Reyes de Fe y Alegría. «Pertenezco a un Movimiento sin fines de lucro, sin discriminación, con una educación incluyente», señala.
Hacer que los valores se mantengan es uno de los propósitos que a diario se plantea todo el equipo educativo de este centro de la institución que nació hace 65 años. Marielsa agrega que «a pesar de los problemas y de los palazos aquí seguimos nosotros de pie».
Las cuentas también educan
Adelis Palacio se encarga del área de administración en el plantel y también comparte su experiencia en Fe y Alegría.
«Aquí estamos haciendo mucho porque siempre queremos vincular a la comunidad con la escuela». Alaba y avala la gran unión que tienen el primogénito del Movimiento «entre el personal, los escolares, representante y la comunidad».
El hecho de que esta primera «casa» de Fe y Alegría lleve el nombre del albañil, que junto a su esposa puso a disposición su morada, significa un gran compromiso para estos maestros, administrativos y estudiantes.
Es así cómo están «unidos por la educación» después de 65 años.