El equipo de Radio Fe y Alegría Noticias se adentró a la comunidad Ezequiel Zamora de Maturín para conocer de primera mano las denuncias sobre el mal funcionamiento de los servicios públicos.
La primera demanda que compartieron fue la del total colapso de las aguas servidas que rebasan de taquillas e inundan las calles. Los malos olores y moscas son una constante en todas sus calles.
El agua y la nula iluminación van de segundas en su extensa lista de necesidades. Refieren que suman 8 meses sin suministro de agua potable ni siquiera con cisternas.
Por otro lado, las luminarias no funcionan y sumergen las calles en una total oscuridad.
La lista sigue con más de 10 meses sin la venta de gas doméstico en el barrio. La vialidad también está en muy mal estado y por esta razón el transporte no transita sus calles llenas de huecos y barro.
La señora Zulay Ponce, vecina de Ezequiel Zamora, nos llevó a recorrer junto a otros vecinos las calles y a tomar nota de la situación que viven.
“Las cloacas están tapadas y muchos estamos seriamente perjudicados, yo me veo obligada a abrir huecos y entierro los desechos del baño porque no tengo otra alternativa” lamenta.
Azotados por la inseguridad
Otro tema que denuncia Ponce es la inseguridad reinante en la comunidad. Los residentes no pueden ausentarse de sus hogares por mucho tiempo porque los desmantelan
«La inseguridad por la falta de alumbrado es en todas las calles, solo una tiene un bombillo activo. Aquí la inseguridad es terrible, se llevan todo, si la gente sale aprovechan, a mi hijo lo dejaron sin nada, un día que salió a trabajar llegó por la tarde y se le habían llevado todo» comenta Zulay.
El centro de salud está paralizado desde hace más de dos años y en medio de la pandemia es una necesidad para los residentes de esta comunidad de Maturín.
“El ambulatorio no funciona, no hay personal, no hay médicos, no hay insumos y sufre el que necesita porque toca salir al hospital. Antes esto era una bendición porque había un médico de guardia y enfermeras, hoy está cerrado”.
Las bombonas de gas doméstico y las bolsas CLAP no son puntuales.
“Tenemos como diez meses sin ventas de gas, estamos en campaña y vino pero solo venden una bombona de 10 kilos por casa y eso no dura más que para un mes, usándolo lo mínimo, yo tengo tres bombonas pero solo una me llenan, al terminarse me toca el fogón”
“El CLAP igual, pasamos meses sin ser atendidos y aunque es un beneficio que al llegar soluciona, el harina que trae, por ejemplo, es malísima y hace daño al estómago, toca dársela a las mascotas, si uno come eso se enferma”, apuntó Ponce.
A falta de cloacas les tocó construir pozos sépticos
José Gómez es otro doliente de Ezequiel Zamora. También demanda la atención para resolver la problemática de aguas servidas.
“Las cloacas es la primera prioridad, están tapadas y colapsadas, sale agua de cloacas por las bocas de visita y tanquillas, el olor es inaguantable y lo que genera es enfermedades para todos, adultos, niños y ancianos”, describe Gómez.
En su caso le tocó improvisar para poder hacer sus necesidades básicas ante el colapso de las aguas servidas.
“Yo tuve que solucionar construyendo un pozo séptico como muchos vecinos. Otros que no han podido construir uno se ven obligados a hacer sus necesidades en bolsas y abrir huecos en sus patios para entregarlas», denuncia.
Ocho meses sin agua potable
María Rodríguez prioriza dentro de las necesidades de atención de su comunidad el servicio de agua potable ya que como ama de casa debe cargar agua a diario para resolver lo básico en su vivienda.
«Tenemos ya 8 meses sin agua y todos los días toca cargar desde una comunidad vecina que cuenta con pozo y bomba. Estamos desde hace un tiempo los vecinos organizándonos para meter una tubería y poder llevar agua a las calles más afectadas y así poder cargar desde más cerca el agua pero no todos han podido asumir el pago de la cuota», señaló la señora María.