Después de estar seis años de su vida sin estudiar, debido a la falta de transporte para poder llegar al centro educativo más cercano a su casa, Yosbelis Coromoto Silva Guédez, logró reiniciar sus estudios gracias al sistema educativo que ofrece el Instituto Radiofónico Fe y Alegría (IRFA).
Yosbelis, es una joven de 23 años de edad que nació en la ciudad de Barquisimeto, estado Lara, pero sus familiares se radicaron en la parroquia Humucaro Bajo, una zona agrícola por excelencia, donde disfrutó su infancia y cursó la educación primaria.
“Carmen Patricia Guédez y Amable Antonio Silva son mis padres, y tengo ocho hermanos, yo soy la mayor. Algunos estudian y otros ya no porque se dedicaron a la siembra junto a mi papá”, contó.
Esta joven larense estuvo sin estudiar durante seis años. Ella y muchos otros de sus compañeros de escuela se vieron limitados para seguir cursando el bachillerato, en vista de lo complicado que es trasladarse desde el caserío donde vive su familia hasta el centro de Humucaro Bajo.
“El único liceo que queda en el pueblo está muy lejos, en carro es una hora, por problemas de transporte dejé de estudiar, algunos amigos continuaron estudiando, pero pasaban mucho trabajo esperando un carro que les diera la cola”, rememora Yosbelis.
Sembrar la vida
Compartió su experiencia con la siembra, ya que durante ese tiempo que estuvo sin estudiar se dedicó a ello. “Yo también he sembrado papas, repollo, cebolla. Hice mi propio cultivo para tener mis ingresos y fue una experiencia muy buena, en mi familia todos son agricultores, es de lo que viven”.
Nos explicó que en ese momento de su vida, ayudaba a su mamá en el cuidado de sus hermanos y la casa, pero algo le decía que tenía que seguir adelante y fue cuando viaja a la ciudad de Barquisimeto, a casa de una tía pero con el propósito de conseguir un trabajo para cambiar su vida.
Y llegó la oportunidad
“Visité a una tía en Barquisimeto, y una amiga me dijo que si yo quería ocupar el puesto de trabajo que ella tenía y le dije que sí. Comencé a cuidar un bebé que tenía en ese momento siete meses y ya tiene ocho años. Lo llevo al fútbol y a otras actividades en las que está. Mis jefes han sido como una familia para mí, al principio fue fuerte pero luego me adapté”, relató la joven.
Conoció el Instituto Radiofónico Fe y Alegría un día que caminaba por las calles del centro de Barquisimeto, y a la amiga con quien andaba le entregaron un volante del IRFA.
“Cuando lo vi enseguida le dije vamos a ver cómo se estudia aquí, y a los pocos días me inscribí y ya casi termino mis estudios”, dijo con una sonrisa en el rostro.
Manifestó que salir de su casa fue una de las mejores cosas que le ha pasado en la vida porque luego de seis años pudo comenzar a estudiar de nuevo.
«Si me hubiera quedado en el campo no habría podido seguir estudiando y menos en estos tiempos porque es muy mala la comunicación, no hay cobertura, a veces me cuesta comunicarme con mi familia, yo sentía que era una aventura pero luego entendí que era una gran oportunidad”.
Sin titubeo Yosbelis expresó sentir que es ejemplo para su familia y siempre anima a sus hermanas, amigas y a quien pueda a que sigan estudiando. Cree que cuando se quiere lograr algo en la vida solo hay que luchar por ello, “siempre quise resaltar y aquí estoy”.
Y para el futuro
Yosbelis quiere para su futuro a corto plazo, luego de terminar sus estudios en el IRFA, continuar una carrera universitaria en el área administrativa, y formar su propia familia. “Me siento una mujer muy afortunada y por eso le doy gracias a Dios y a todas las personas que me han ayudado a ser lo que estoy alcanzando ser”.
Sobre el IRFA, considera que es una gran institución, donde los coordinadores, profesores, promotores y todos los trabajadores siempre ayudan a los estudiantes y les enseñan cosas valiosas para la vida.
Por Shirley Gómez