La afirmación la hacen los directivos del Hospital Universitario de los Andes. Emitieron un comunicado en el que detallan las condiciones del centro de salud.
Luego de una asamblea que realizaron este viernes 29 de mayo, los Jefes de los Servicios y Departamentos Clínicos del Instituto Autónomo Hospital Universitario de Los Andes (IAHULA), emitieron un comunicado en donde dejan claro en qué condiciones se encuentra este importante centro de salud en Mérida.
Remarcan la insuficiencia de materiales, insumos, equipos de bioseguridad, ventiladores, monitores y camas de cuidados intensivos para cumplir con tales fines.
Asimismo denuncian las grandes dificultades por las cuales pasa todo el personal sanitario del hospital a la hora de surtirse de combustible para poder movilizarse a su sitio de trabajo.
En primer lugar exponen que si bien las autoridades nacionales catalogaron al IAHULA como un “hospital centinela” destinado a la atención de pacientes con manifestaciones moderadas y graves de COVID19, aclaran que no es función de este centro asistencial la hospitalización, en ninguna de sus dependencias, de los casos leves o asintomáticos de Coronavirus.
En este sentido, recomiendan a las autoridades de salud que el aislamiento sea domiciliario con vigilancia periódica desde el punto de vista clínico y epidemiológico.
Alertan que de continuar la práctica de referir a este hospital los pacientes con síntomas leves sin factores de riesgo desde otros centros asistenciales, se pondría en peligro la operatividad del mismo toda vez que se «generarán consumos de recursos que deben reservarse para el cuidado de pacientes más graves».
No más discriminaciones
Por otro lado, insisten en que no se expongan al personal de salud y a los usuarios a actos de discriminación y odio, ni a criminalización, por enfermarse de COVID19.
Las personas con o sin síntomas que tienen pruebas de laboratorio positivas para COVID19, deben ser tratadas en todo momento con dignidad, respeto y consideración, tanto por las autoridades, como por el personal de salud, los funcionarios públicos y sus vecinos.
Igualmente los Jefes de los Servicios y Departamentos Clínicos del Instituto Autónomo Hospital Universitario de Los Andes, explican que el centro sanitario también ha sufrido las consecuencias de enormes reducciones en el presupuesto para gastos de funcionamiento, lo cual ha conducido al deterioro progresivo de su equipamiento, a la deserción de un alto porcentaje de trabajadores sanitarios y a la reducción significativa de las capacidades diagnósticas y terapéuticas de la institución.
Es por ello que dentro del comunicado enumeran las necesidades de la institución.
1) Déficit de equipos portátiles de radiología e imagen (Rx, tomografía y ultrasonido).
2) Déficit de reactivos de laboratorio para pruebas que permitan evaluar la gravedad de los casos, tales como: ferritina, dímero D, fibrinógeno, niveles de interleucinas y gases arteriales. De igual manera, déficit de pruebas rutinarias de laboratorio.
3) Déficit de equipos de protección personal en cantidad suficiente, oportuna e idónea para el cuidado de un número creciente de casos.
4) Déficit de camas, colchones, ventiladores mecánicos, monitores y bombas de infusión para las áreas de cuidados críticos.
5) Déficit de pruebas de diagnóstico rápido (anticuerpos) en suficiente cantidad para el estudio de casos y contactos.
6) Carencia de un laboratorio local para pruebas moleculares (PCR), habiendo en la ciudad de Mérida el personal preparado y parte del equipamiento necesario para procesar dichas pruebas.
Un laboratorio local para pruebas PCR iría en beneficio directo de los enfermos, en mejoras de la vigilancia epidemiológica comunitaria y en reducción de los tiempos de espera para tomar decisiones sobre la gestión del talento humano en salud (acortamiento de los aislamientos y reposos, etc.). En nuestro hospital, los tiempos de espera para obtener resultados de PCR demoran entre cinco y 14 días.
7) Actualmente, la capacidad real del hospital para cuidados intensivos y semi-intensivos es de 26 camas provistas con ventilador y monitor.
Los pacientes con COVID19 grave suelen permanecer por tiempos prolongados en UCI, de modo que la capacidad de cuidados intensivos es muy reducida ante un repunte esperable de casos graves.
8) Acentuación del déficit ya existente del personal sanitario por insuficiencias en el transporte público y por falta de combustible. No se ha permitido el ingreso a listas para surtir gasolina a buena parte de los trabajadores de salud, y los que están incluidos en dichas listas sólo pueden surtir cada seis a nueve semanas y muchas veces sólo 30 litros.
Por otra parte, en dos de las estaciones de servicio asignadas, los trabajadores de salud sufren malos tratos por el personal que controla el suministro y en ocasiones los funcionarios encargados de la vigilancia no respetan el orden de la cola al permitir el acceso preferencial de otros vehículos oficiales y de ciertos vehículos particulares sin placa o identificación de uso oficial.
9) Observamos que los miembros de otros organismos encargados del control de la pandemia cuando asisten al hospital para el traslado de pacientes, tienen que solicitar a nuestro centro asistencial los materiales necesarios para su protección personal por carecer de ellos.
Instamos a las instancias gubernamentales para que doten con suficientes vehículos, insumos y equipos de protección personal, a estos importantísimos funcionarios de la atención prehospitalaria, de manera que puedan cumplir con su noble y arriesgada misión.
10) Déficit de medicamentos con eficacia comprobada para el manejo de casos moderados y graves, tales como remdesivir, al igual que fármacos, hemoderivados y material médico quirúrgico necesarios para el cuidado y tratamiento de las complicaciones del COVID19, tales como: antitrombóticos, soluciones electrolíticas, inmunoglobulinas, albúmina humana, antibióticos de amplio espectro, sedantes y analgésicos, esteroides, broncodilatadores, protectores gástricos, catéteres, sondas, etc.
Informarán asumiendo los riesgos
En otro de los apartados del pronunciamiento por parte de estos profesionales de la salud anuncian que «el personal médico del Hospital Universitario consignará en los registros clínicos y en todos los documentos con valor epidemiológico la verdadera frecuencia de casos probables y confirmados de COVID19 y no aceptará intimidaciones o coerciones para que se omita información sobre la incidencia y letalidad de la pandemia en los registros de salud.
Basan este alerta sobre el hecho de que las cifras oficiales de COVID19 indican un repunte en la trasmisión de origen foráneo y comunitario de la pandemia en Venezuela, hecho que confirmamos en nuestro desempeño hospitalario.
Por tal razón, instan con vehemencia a la población para que respete y extreme la observancia de las normas de distanciamiento social, el uso adecuado de la mascarilla o tapaboca y el mayor confinamiento posible en el hogar.
Al final urgen a las autoridades gubernamentales nacionales y regionales que asignen «a nuestra directiva hospitalaria los recursos necesarios para resolver las carencias expuestas en este documento, especialmente en lo que se refiere a equipamiento e insumos para la atención adecuada de pacientes COVID19 y la protección del personal de salud.
Hasta este viernes 29 de mayo Mérida registraba 18 casos confirmados de la enfermedad sin ningún fallecimiento.
Desde mediados del mes de abril los directivos del IAHULA alertaban que en la entidad el número de casos sospechosos sobrepasaba la cantidad de 100 y que por tanto el número de confirmados pudieran aumentar para las siguientes semanas.
Sin embargo, voceros del gobierno siguen desestimando las consideraciones clínicas de médicos, infectólogos y académicos.