Las elecciones primarias constituyen un elemento extraordinario para ampliar y profundizar la participación política. Es una forma de trasladar al elector la escogencia de opciones políticas que conecten mejor con los sentimientos generalizados de la población.

En Venezuela, particularmente hablando, el mecanismo de la primaria se ha usado relativamente poco, más aún durante los últimos años en los que ha crecido el autoritarismo en la forma de gestionar los asuntos públicos. Adicionalmente, en un contexto donde la gente se ha desconectado mayoritariamente de su liderazgo político, la pertinencia de una elección primaria sin duda era extremo.

Pero, esta semana hemos visto los movimientos “estratégicos” más evidentes que apuntan a jugar a una implosión directa de este mecanismo para que no se realice según los estipulado por la comisión organizadora.

Éstas acciones, notoriamente, han sido producto del mismo planeta opositor. Ante las diferencias irreconciliables entre algunos factores, se optó por la acción de “sacar del medio” a las primarias apostando por tener un elemento de “influencia” importante en las elecciones presidenciales del próximo año (que el oficialismo pudiera convocar para mayo).

Hay que preservar las primarias

Una jugada de esta naturaleza obviamente introduce cambios en el panorama político actual y aumenta el margen para las maniobras de los sectores partidistas, pero al propio tiempo, envía una señal demasiado equivocada al electorado. Crear ilusiones para luego desvanecerlas no ayuda en la reconexión. Es un fenómeno que estamos viendo de manera global y por ello los autoritarismos avanzan rápidamente.

Cuando juegas a la micropolítica, y te olvidas de la macro política, produces consecuencias. Quizás ganas espacios e influencia en el corto plazo, pero destruyes la reputación de la política y la democracia en el mediano y largo plazo.

La estrategia que apunta al desmoronamiento de la elección primaria, convocada para octubre próximo, es la manera que encuentran algunos sectores de oposición para cerrar la vía a quiénes tienen mayor respaldo popular. Con ello, probablemente logren sus objetivos en pequeño, pero al mismo tiempo van a impulsar una desestimulación de la participación política que para luego revertirla costará medio mundo y más.

En política, se necesita el concurso de estadistas consumados más que políticos cortoplacistas. En general, acciones como ésta de implosionar un mecanismo de participación por excelencia, como lo es una primaria, terminará afectando a la democracia y a todos los partidos en su proceso de descrédito popular. Es una estrategia mortífera que se puede convertir en un escupitajo para arriba o en un autogol.

El cuestionamiento de la política, de los políticos y de los partidos ha venido creciendo reiteradamente en Venezuela como nos lo indican diversos estudios de opinión pública realizados recientemente. Abrir caminos para el reencuentro y la participación en los asuntos públicos es extremadamente necesario para redemocratizar al país.

La concepción de las primarias, fue un elemento esencial en esa vía de desfragmentar al liderazgo para reconectarlo. Obviamente, con el paso dado para lograr la implosión se retrocede en ello. Lo más triste de todo es que los protagonistas de la implosión se han dejado ver las medias en el intento y esto genera más indignación.

La estrategia que apunta al desmoronamiento de la elección primaria, convocada para octubre próximo, es la manera que encuentran algunos sectores de oposición para cerrar la vía a quiénes tienen mayor respaldo popular. Con ello, probablemente logren sus objetivos en pequeño, pero al mismo tiempo van a impulsar una desestimulación de la participación política que para luego revertirla costará medio mundo y más.

En política, se necesita el concurso de estadistas consumados más que políticos cortoplacistas. En general, acciones como ésta de implosionar un mecanismo de participación por excelencia, como lo es una primaria, terminará afectando a la democracia y a todos los partidos en su proceso de descrédito popular. Es una estrategia mortífera que se puede convertir en un escupitajo para arriba o en un autogol.

El cuestionamiento de la política, de los políticos y de los partidos ha venido creciendo reiteradamente en Venezuela como nos lo indican diversos estudios de opinión pública realizados recientemente. Abrir caminos para el reencuentro y la participación en los asuntos públicos es extremadamente necesario para redemocratizar al país.

La concepción de las primarias, fue un elemento esencial en esa vía de desfragmentar al liderazgo para reconectarlo. Obviamente, con el paso dado para lograr la implosión se retrocede en ello. Lo más triste de todo es que los protagonistas de la implosión se han dejado ver las medias en el intento y esto genera más indignación.

Piero Trepiccione es politólogo y Coordinador del Centro Gumilla en el estado Lara. @polis360

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