La ciudad de la esperanza, San Fernando, cumple 233 años en medio del abandono

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Foto: Alexander Medina

La capital del estado Apure, San Fernando, bautizada también como «la ciudad de la esperanza» arribó a sus 233 años con más pesadumbre que motivos para celebrar.

Fundada como «la Villa Real de San Fernando» el 28 de febrero de 1788 por el fraile Buenaventura de Benaocaz, el Teniente Francisco Rodríguez y el gobernador de la entonces provincia de Barinas Fernando de Miyares, la ciudad sufre actualmente los embates de la desidia, el maltrato y un sin fin de fallas en servicios públicos vitales como el agua potable, la electricidad, transporte público, ornato e inseguridad.

Esto sin contar que la capital llanera también padece de fuentes de empleo, sobre todo para su población juvenil, y una creciente crisis de combustible y altos niveles de pobreza crítica en la mayoría de su centenar de barriadas y una que otra zona rural.

Paseo Libertador o boulevard de San Fernando/Cortesía Senderos de Apure.com

Fundada a orillas del majestuoso río Apure, San Fernando, de quien no se sabe con claridad por qué razón los inauguradores le pusieron este nombre, pese a que tiene como patrono a San Fernando Rey, ha dejado de ser esa ciudad apacible para convertirse en una metrópolis desordenada y anárquica.

Entre los problemas más acuciantes que empañan el lema de la ciudad están los de las recurrentes fallas de agua potable, casi todo el año sus habitantes sufren con este karma; la falta de transporte público para trasladarse de un sitio a otro y la ola de inseguridad que ha acabado con establecimientos comerciales, escuelas, ambulatorios y hasta entes públicos.

Por otro lado, el alto índice de desempleo aunado a una creciente deserción de profesionales de la administración pública, otrora principal fuente de trabajo, como docentes, ingenieros, técnicos, contadores, administradores y de ramas afines, hace que el panorama en la capital de Apure sea más desalentador todavía.

Foto: Alexander Medina

En ese ámbito de generación de ingresos los pescadores de San Fernando se la ven cuesta arriba para poder vender las especies que sacan del río. Estos trabajadores artesanales tienen que comprar el combustible para sus embarcaciones a precios dolarizados amén de que corren serios peligros por la inseguridad que también protagonizan piratas del río.

Puerto de San Fernando/Recopilación Oscar Alvarado

El recordatorio de este año estuvo deslucido no solo por los efectos de la pandemia sino por una fuerte depresión anímica que la ciudad vive desde hace tiempo.

Solo el concejo municipal de San Fernando efectuó una sencilla sesión especial en la plaza Bolívar de la ciudad con la presencia de las autoridades municipales.

Autoridades del municipio en la sesión de este 28 de febrero/Cortesía prensa Concejo Municipal de San Fernando

Sigue quedando el anhelo de recuperar el apellido para que se haga realidad y la Villa Real se convierta de nuevo en «la ciudad de la esperanza», con sus muchachas bonitas y sus cantadores apasionados.