La desesperanza es como la noche

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Foto: Archivo.

Son las 5:00 de la tarde y voy con mi bastón de rastreo guiándome por el Boulevard de Sabana Grande en búsqueda del Poentobral, mis gotas oftálmicas. Entro a una farmacia y pregunto si hay y me dicen que no. Siempre son las mismas respuestas: “esas gotas tienen mucho tiempo que no llegan”; “ya eso no viene más”. Ya perdí la cuenta de las veces que he realizado este ritual en los últimos meses.

Siempre están los farmacéuticos que quieren dárselas de médicos y recetan: “no hay Poentobral, pero si tengo este otro, que es hasta mejor”. Siempre tengo que aclarar que mi doctora no me mandó otro medicamento, pero ellos insisten en su afán de vender: quieren hacer comprar al que llegue lo que tienen en el local.  En algunos casos hasta insultos recibo por regresar al mismo lugar una semana después con la esperanza de encontrar la tan ansiada medicina.

¡Ya ni preguntar se puede!

Pero mi corazón me dice que, a pesar de estar cansado de caminar desde las 8:00 de la mañana, debo seguir. Al entrar a una farmacia me encuentro con una muchacha muy triste, pues al igual que yo busca un medicamento que no hay en el país. Ella tiene un fármaco alternativo y fue precisamente el precio de este lo que la destruyó: simplemente impagable para los ciudadanos de a pie. Su vida depende de tener un tratamiento que no puede pagar.

Algo cambió. Hace 5 o 6 años uno compraba en la farmacia de su preferencia con la buena atención de sus trabajadores. Recuerdo muy amable las respuestas del señor José: “hijo te tengo tu Poentobral, en gotas y en crema. ¿Hoy cuál le vendo? ¿Cuántas quiere?”. Lamentablemente eso quedó en el recuerdo.

En Venezuela, en los últimos 4 o 5 años han muerto muchos por la falta de medicinas: pacientes oncológicos, renales, hipertensos. Tristemente se cuentan en esa nefasta lista.

¿Qué pasó con los Artículos 43, 83, 84 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela? Allí se puede leer que el derecho a la vida es inviolable, que el Estado garantizará la Salud como parte del derecho a la vida, y garantizará tratamientos oportunos para las diversas enfermedades.

Laboratorios fabricantes de diversos medicamentos se han ido del país argumentando que el control de cambio imposibilita comprar la materia prima para producir. Sumado a ello, varias ONG’s han denunciado que, como consecuencia de las “sanciones impuestas a Venezuela por el gobierno estadounidense”, muchos donativos de medicinas fueron suspendidos por las compañías transnacionales.

Sigo caminando en busca del milagro y llego hasta Chacaito. A esta hora ya la noche se aproxima y no hay esperanza alguna. La desesperanza es como la noche: oscura y nos quita la luz de la vida a quienes tenemos dificultades de salud en el país.

@moisesfquintero